lunes, 5 de enero de 2015

Casi todo… mentira

La corrida de este domingo 4 de enero en la Plaza México, fue, no fea… feísima. Quien no la haya visto pero se enteró de que se cortaron cinco orejas, me dirá que estoy loca.
Fue feísima porque las mentiras duelen y acaban con la poca confianza que se podría tener en alguien o en algo. Pero las mentiras, ya son costumbre en nuestra plaza.
Empezando por el biombo, que es ya una burla a nuestra inteligencia y a nuestra afición. ¿A quién quieren engañar? ¿Y de dónde parte este engaño? ¿Es en verdad falta de criterio del juez? ¿O tiene la instrucción de, a través de las estadísticas, engañar a todo el mundo? Pero todo queda en el intento, porque los que son verdaderos conocedores (no la bola de villamelones que piden oreja por todo), saben que detrás de los números, al final no queda nada, sólo un oscuro y frío vacío, donde se escudan las banales intenciones de aquellos que quieren hacer creer a los ilusos, que esta temporada ha sido exitosa, triunfal, grandiosa en todos los aspectos, cuando en realidad, salvo honrosas y escasas excepciones, ha sido desastrosa, deprimente, desierta, llena de mentiras que sólo contribuyen a la mediocridad.
Y también los micrófonos son parte de ésto, se suman a la labor alcahueta del juez. Nada de lo que sucedió esta tarde fue memorable.
José Luis Angelino, si, es un torero de arduas batallas, que ha tenido sus momentos altos y muchos momentos bajos, pero… ¿realmente corresponde su faena a la euforia reflejada en los micrófonos? ¿Corresponde la faena hecha, a las dos orejas recibidas? Es normal la emoción en sus declaraciones, y es que la emoción ahoga y hace perder la objetividad. Quizá el torero sea el que menos se de cuenta de cómo estuvo, al final de una faena. Pero no le ayudan dándole más de lo que mereció. Porque habrá videos, y si tiene tantita autocrítica, verá que no fue para tanto.
El Chihuahua fue el que más conectó; como él mismo dice: un torero para el pueblo. El tercio de banderillas fue muy vendedor. Un torero para el pueblo… toreando al pueblo. No pierde ocasión. Pero mientras la gente se sienta motivada a asistir a la plaza por toreros como el Chihuahua, todo vale.

Fue una tarde de esperanzas cumplidas y esperanzas fallidas. Ahora, inicio de año, cuando es época de poner en balanza muchas cosas, imagino las reflexiones de cada uno de ellos, quizá no tanto del Chihuahua -quien se muestra muy ubicado en su estilo y en su público- y de José Luis Angelino, que como quiera tiene fechas, pocas o muchas, pero las tiene; pero los otros casi no torean nada. ¿Qué se hace en esos casos? ¿evaluar lo sembrado y lo cosechado? ¿abandonar los sueños? ¿seguir en la lucha cueste lo que cueste? ¿buscar otra manera de mantener viva su pasión? Porque es necesario entender, que actualmente las orejas en la México, no significan absolutamente nada.

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