domingo, 28 de diciembre de 2014

Entre el drama y el verdor

10a Corrida

El gran mérito que tienen las mujeres toreras nadie lo discute. Pero es innegable que la naturaleza física femenina es mucho más frágil y delicada, aunque los manifiestos de igualdad de género se empeñen en ignorarlo. Y así, es de gran valor que las mujeres lidien ganado muchas veces con más edad y trapío que el lidiado por muchos toreros de los llamados “Figuras”.
Mis respetos a su gran valor, y no sólo frente a los toros, sino en un medio donde prevalece el machismo y el temor de los toreros a que sea una mujer, quien les pegue un baño.
Sin embargo, y pese a la técnica tan depurada que algunas toreras han desarrollado, siempre se les nota toreando con más esfuerzo que gozo, con más preocupación que relajación, y al final, los resultados estéticos y de profundidad nunca alcanzan un nivel trascendente, y no hablo de esta tarde en específico, en la que por supuesto no hubo nada, ni recursos, ni solvencia, ni solución a la lidia particular de cada toro. Por supuesto, es justo mencionar que les echaron toros con edad y presencia, cosa que debería ser lo común en una plaza donde lo común son toros anovillados para toreros muy puestos.
Por otra parte, seguimos con la falta de categoría de la Plaza México. ¿Es posible graduarse en el coso máximo sin haber hecho méritos para ello? ¿De quién es la culpa de que se programe la alternativa de alguien que está más verde que un limón? Evidentemente de la torera no es y tampoco creo que sea culpa de su “apoderado”, que se nota sin el más mínimo criterio y sin las tablas para administrar adecuadamente la carrera de nadie. Como bien dicen “la culpa no es del indio…”. Resulta lamentable ver como Karla de los Ángeles definitivamente no estaba en el momento para dar el gran paso y lo difícil que le será, a partir de esta tarde, volver a confiarse y volver a recuperar el poco o regular interés que podría haber por verla. ¿Qué caso tenía adelantarla así? ¿Para completar un cartel de mujeres porque no hay hombres que se quieran enfrentar a ellas? Y si ese fuera el caso ¿por qué no poner a Mari Paz Vega?
Fue una tarde accidentada, donde se sintió el peligro por todos lados, donde se demostró lo riesgoso de estar en el callejón. Donde se puso de manifiesto que todo aquel que toma parte activa en cualquier festejo taurino, está expuesto a un percance.

Muchas reflexiones alrededor de esta dramática corrida, pero, donde hay drama suficiente, no hay que agregarle más ¿a qué venía la manera de brindar el toro de Lupita López? Caminando en línea recta hacia la enfermería, con un paso que quería demostrar solemnidad y sólo demostró protagonismo, para rematar con una bendición al aire con la montera; se me hizo exagerado, oscuro y fuera de lugar. Más lucimiento personal que verdaderas intenciones.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Crónica de una agonía

A la Plaza de Toros México, ahora sí se la llevó “Patas d´hilo”.
Qué pena por los verdaderos aficionados, por los que de verdad se la juegan, por la gente honesta que vive de la Fiesta, por los ganaderos escrupulosos, por los pocos románticos que quedan, por los niños que juegan al toro, soñando ser toreros.
La Fiesta en México está en manos de empresarios, toreros y jueces sin ética, y villamelones. ¡Si! Porque ahora son a ellos, a los villamelones a los que los jueces procuran darle gusto. Un verdadero juez debería tener un criterio firme, porque no se puede regir una plaza, por gente que no sabe. Entusiasta, sí, pero sin los conocimientos suficientes para pedir orejas y mucho menos para pedir un indulto.
A veces me pasa por la mente la idea de que quizá los jueces tengan la orden (cosa que no debería ser porque por encima de la empresa, está la autoridad designada por la Delegación) de dar orejas, para que a la hora de entregar cuentas a sepa Dios quién, la temporada luzca numéricamente exitosísima; como que el desempeño de toditos, empezando por el gran orquestador, o sease, el empresario, fue tan atinado e impecable, que hubo en la temporada 567 orejas cortadas, 45 rabos, 25 indultos y 347 salidas en hombros… Y si las cifras van a la baja ¡regalen toros! para emparejar la cosa. No se… es que no entiendo qué otra cosa puede estar pasando.
Lo sucedido en la 8ª corrida ya se pasó de cualquier nivel de abuso y de absurdo. Empezando por la oreja de Pizarro, quien atinadamente expresó en algunos comunicados que él estaba consciente de no merecerla, por lo que la entregó a su cuadrilla.
Pero el colmo de colmos fue el indulto al toro de regalo del Fandi. Empezando por la forma tan ordinaria y corriente con la que toreó a este toro tan noble, de tanta calidad; toros que merecen un torero que en conjunto, hagan una sinfonía, una obra maestra, un mensaje que quede para generaciones futuras.
Hagan de cuenta que al Fandi le dieron una botella del más fino y caro champagne y lo mezcló con Pascual de guayaba, y además, se puso a hacer buches.

Y lo peor de todo, la burla y desfachatez del torero. Díganme si él, con todo lo que sabe de toros, con toda su experiencia, con todo lo que ha visto, no sabía o no se dio nunca cuenta, que el toro NO era de indulto. ¿Por qué buscaba al juez en su palco esperanzado en el indulto? ¿por qué no se tiró a matar honestamente, como correspondía, consciente de que las cualidades del toro, aunque eran muchas, no eran para tanto? ¿por qué se aprovechó de la presencia de tanto villamelón que pedía el perdón a la vida del toro? Se me hizo una actitud advenediza y trepadora. El Fandi dijo: “De aquí soy”…. Y aprovechando la manga ancha del juez, vio su oportunidad… si, OPORTUNISTA, es el término.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Una faena superflua, a un toro extraordinario

La séptima corrida fue interesante desde que se descubre que Xajay no sólo tiene novillos, que son los que reservan para las grandes figuras del toreo con más tablas que el arca de Noé. Sino que también tienen toros en edad y con presencia, para echar a toreros menos consolidados. ¿No deberían echar siempre toros en una corrida de TOROS?
Lo triste es que ver la pobre entrada que se registró. El cartel era bueno. Pero la explicación puede ser que Arturo no acaba de definir un estilo, Mario tampoco acaba de romper y Fermín es para paladares muy exquisitos, que son los menos.
Dicen que un toro bueno descubre a un torero malo, y si bien, no se puede decir que Arturo Saldívar no hizo cosas muy buenas a su segundo, el toro tenía una calidad tal, que merecía otra faena. Arturo estuvo valiente y decidido, pero sin un mensaje con contenido. Haciendo cosas vulgares, a un toro que merecía trato fino. Un toro para cuajarle una faena inmortal, de aquellas de las que se habla para siempre. No es posible no profundizar, cuando hay materia prima para hacerlo. No se puede trivializar, cuando te toca un toro de la calidad del que le tocó. El toro soñado para hacerle cosas soñadas. O quizá, esta faena, es la que tanto soñó él.
Hizo cosas muy valientes, hubo derechazos y naturales de gran temple, pero no llegó a trascender. No conmovió. No acabó de ligar nada. Se pegaron muchos pases y al final se dijo muy poco. Un toro que fue muy bueno por ambos lados. Y como estamos acostumbrados a los berrinches y exigencias del chiquillo, ni siquiera se cuestionó si de verdad merecía las dos orejas y al final salió a hombros. Si los matadores están tan emocionados como para no darse cuenta de lo que merecen ¿para qué están entonces todas las personas que los acompañan, si no es para centrarlos? Bola de alcahuetes todos. Esos detalles, lejos de engrandecer a un torero, no le permiten depurarse, crecer, perfeccionar. Creen que todo lo merecen. Creen que ya están consolidados. Y qué lejos de eso.
Y el juez, bendito Dios que no es señorita, porque si concede todo con la facilidad con la que sacó los dos pañuelos, imagínense.
No es bueno comparar, pero si este toro le toca a cualquiera de los otros alternantes,  le hubieran hecho una faena mucho más profunda. La de Arturo fue una faena bullidora, con transmisión momentánea hacia el tendido… pero al final, intrascendente, de las que se te olvidan en lo que caminaste de la plaza a Insurgentes. Ni un detalle para el recuerdo. Y lo peor… lo que ha pasado últimamente, si le hubieran dado una oreja a Saldívar, la gente hubiera salido feliz, valorando más lo que hizo el torero. Una oreja ganada a ley, sin protestas de nadie.  

Al final, lejos de estadísticas, que sólo son eso y no dejan huella, me quedo con las faenas de Fermín y Mario a sus primeros toros. Que también hemos de decir, que pese a la faena tan buena de Rivera, su estocada distó mucho de ser lo que debería. Una vuelta al ruedo con mucha fuerza hubiera sido un premio más que justo. En cambio Mario, si se ganó su oreja a pulso.

lunes, 1 de diciembre de 2014

La encerrona

El simple hecho de hacer una encerrona es un fuerte reto para cualquier torero. Iniciando por el más evidente, enfrentarse a seis toros en una sola tarde; seis lidias distintas; el deber de observar las condiciones y comportamiento de cada toro y estructurar, en escasos minutos, la faena adecuada para cada uno de ellos, echando mano de experiencia, cabeza y técnica para desenmarañar sus misterios.
El enorme desgaste físico, emocional y mental. Estar todo el tiempo alerta, todo el tiempo observando. No hay descanso, ni siquiera entre toro y toro, porque en esa espera, se está pensando en lo que saldrá a continuación por la puerta de toriles. Implica gozar de una impecable condición física. Esta preparación, que tanto comentó el diestro en entrevistas previas a su encerrona, estuvo sobradamente cumplida. El ritmo de la corrida no se detuvo en ningún momento. No hubo pausas prolongadas entre toro y toro para darle reposo al torero, y él en todo momento se vio en buena forma, no se notó agotado ni extenuado.
También se trata enfrentarse a su misma trayectoria. El poder de convocatoria. Un solo nombre es el que hace, o no, la taquilla. Esto debe ser lo que más miedo da, más tratándose de un torero que por muchos años ha ostentado el título de Figura del toreo en México.
Tratándose de la situación actual de la Fiesta en México; de la situación económica en nuestro país; de una afición desencantada ante la falta de bravura y presencia en los toros… y de un solo nombre en el cartel, la entrada fue francamente buena, quizá la mejor, hasta el momento, de esta temporada. Aquí vemos como la promoción en diferentes medios es efectiva y necesaria, además del gran cariño y admiración que siente la afición por el “Zotoluco”.
Los toros tuvieron desigual presencia. Me gustó el trapío del de Jaral de Peñas, pero no el de Xajay… y de comportamiento también muy desiguales todos.
Hubo momentos de gran mérito y buenas tandas de muletazos, sin embargo, sabiendo el gran lidiador que es el “Zotoluco”, tuvo sobradas oportunidades de demostrarlo, pero se quedó corto. Nos dejó con ganas de saborear una faena poderosa en toros que requerían que se impusiera su lidiador ante sus características, una faena que demostrara mando y sometimiento, que son las que mejor le salen al “Zotoluco”, pero todo quedó en destellos e intenciones. Por el contrario, hubo un toro, el de Xajay, que le hubiera permitido demostrar, que tras tantos años de experiencia, también es capaz de torear con arte y buen gusto, pero no aprovechó esta circunstancia.
Respecto al sobresaliente Guillermo Martínez, pienso que por la misma presión para ejecutar un quite breve en el último toro y por la oportunidad única de lucirse, no debió elegir uno tan complicado, sino uno más básico pero que le permitiese mayor transmisión. Sin embargo, soy consciente que a la mayoría de la gente le gusta más lo vistoso que lo profundo, y al final, el muchachito fue muy aplaudido.
Sin querer demeritar lo hecho por el Zotoluco, hay que recalcar que la Fiesta está llena de villamelones, no se si ellos se dan cuenta que lo son, pero lo son. No había que sacar los pañuelos en todos los toros, sobre todo tomando en cuenta las estocadas tan defectuosas.
¿En qué momento prohibieron las vueltas al ruedo? O sea, si no corta oreja ¿es impensable una vuelta al ruedo? Vale más una vuelta al ruedo con fuerza, que una vuelta al ruedo con una oreja injustificada en la mano.
Ojalá pronto las estadísticas dejen de tener importancia sobre todo para los toreros y se concentren más en querer decir algo.
El recuento numérico fueron dos orejas y salida a hombros.
Me quedo al final con la forma en que llevó Eulalio al caballo a su quinto toro, “Mandamás” de Xajay, con chicuelinas andantes con gran suavidad y ternura; y con el segundo par de banderillas de Christian Sánchez a “Río Dulce”, de Jaral de Peñas, tercer toro de la tarde.







            

lunes, 24 de noviembre de 2014

Una mera cuestión de dignidad

Cuando se es una figura del nivel de Miguel Ángel Perera, uno supondría que el que parte el queso a la hora de las decisiones es él, no la empresa, no el ganadero, sino Perera.
Ora, que si en efecto es él y su equipo quien toma las decisiones, la cosa se pone peor de peluda, porque de ninguna manera debería aceptar los animales que toreó en la quinta corrida de la México.
¿Cuánta dignidad tendrá que perder nuestra plaza, además de la que ya perdió? ¿cuánta dignidad tienen los toreros para perder, sea quien sea?
Lamentablemente ya no aplica el criterio: La Plaza México, la plaza más importante de América… ¿importante por qué? ¿qué le da su importancia ahora? ¿su capacidad? ¿los tacos de cecina que venden afuera? ¿Los aficionados que todo lo soportan?
Seguramente, si algunos toreros no aceptaran esas condiciones de ganado, se cerrarían las puertas de esa empresa, pero ganarían en credibilidad y respeto con la afición.
¿Qué necesidad tiene un torero del nivel de Perera de enfrentarse a los “toros” que le echaron en esa corrida?… voy de acuerdo que a un torero en busca de oportunidad no le quede otra opción que apechugar con lo que la empresa quiera echarle (que irónicamente siempre, para los menos placeados, son toros con edad) pero ¿una figura como Perera? El día que los toreros que hacen las entradas dejen de aceptar semejantes bichos (perdón… toros versión bonsái y con caras de párvulos), ese día, las empresas tomarán en serio su papel.. ora que también puede ser que todos estén coludidos, como en nuestro país, donde tristemente autoridades y delincuencia son una misma entidad- y ahí si fue donde ya nos cargó el payasito a todos, incluyendo a la Plaza México, donde “Figuras” torean novillos y jueces regalan orejas a la menor provocación -orejas más devaluadas que “señorita” haciendo antigüedad en tabledance-.
Y luego los fregados regalos… es ya inadmisible, pero ya todo está tan estudiado y medido.
La suerte está echada, cada quien tiene su lote de french poodles… con esos hay que salir a hacerles faena porque ya se sabe que la empresa no echará otra cosa… Pero todos salen con la eterna mentalidad de que tienen el recurso del toro de regalo.

Y lo triste es que ya la mayoría de los “toros” salen carentes de casta y bravura, entonces para emocionar al público, los toreros no tienen otra alternativa que encimárseles, ya que éstos no tienen el menor ánimo de embestir.
Otra cosa tristísima y muy preocupante, la pérdida del tercio de varas, tan importante no sólo para la lidia de un toro, sino para el curso de una ganadería. Es increíble lo que está sucediendo en México.

Si los toreros iniciaran una campaña de restauración no sólo del prestigio de la México, sino además del propio, la cosa cambiaría, porque ¿qué validez podría tener una faena hecha, por ejemplo, al primer toro de Perera? Ninguna.


La Plaza México se ha convertido en una pachanga, pero lo malo es que nadie pone un freno. ¿Habrá entre las filas de toreros, ganaderos, apoderados, empresarios, uno con la vergüenza y la ética suficiente como para decir… “Yo así no le entro”? ¿Habrá posibilidad de hacer una Fiesta paralela, alejada de quienes ahora ostentan el poder? Un poder que de seguir manejándolo así, se les acaba en dos temporadas, por falta de público.