lunes, 24 de noviembre de 2014

Una mera cuestión de dignidad

Cuando se es una figura del nivel de Miguel Ángel Perera, uno supondría que el que parte el queso a la hora de las decisiones es él, no la empresa, no el ganadero, sino Perera.
Ora, que si en efecto es él y su equipo quien toma las decisiones, la cosa se pone peor de peluda, porque de ninguna manera debería aceptar los animales que toreó en la quinta corrida de la México.
¿Cuánta dignidad tendrá que perder nuestra plaza, además de la que ya perdió? ¿cuánta dignidad tienen los toreros para perder, sea quien sea?
Lamentablemente ya no aplica el criterio: La Plaza México, la plaza más importante de América… ¿importante por qué? ¿qué le da su importancia ahora? ¿su capacidad? ¿los tacos de cecina que venden afuera? ¿Los aficionados que todo lo soportan?
Seguramente, si algunos toreros no aceptaran esas condiciones de ganado, se cerrarían las puertas de esa empresa, pero ganarían en credibilidad y respeto con la afición.
¿Qué necesidad tiene un torero del nivel de Perera de enfrentarse a los “toros” que le echaron en esa corrida?… voy de acuerdo que a un torero en busca de oportunidad no le quede otra opción que apechugar con lo que la empresa quiera echarle (que irónicamente siempre, para los menos placeados, son toros con edad) pero ¿una figura como Perera? El día que los toreros que hacen las entradas dejen de aceptar semejantes bichos (perdón… toros versión bonsái y con caras de párvulos), ese día, las empresas tomarán en serio su papel.. ora que también puede ser que todos estén coludidos, como en nuestro país, donde tristemente autoridades y delincuencia son una misma entidad- y ahí si fue donde ya nos cargó el payasito a todos, incluyendo a la Plaza México, donde “Figuras” torean novillos y jueces regalan orejas a la menor provocación -orejas más devaluadas que “señorita” haciendo antigüedad en tabledance-.
Y luego los fregados regalos… es ya inadmisible, pero ya todo está tan estudiado y medido.
La suerte está echada, cada quien tiene su lote de french poodles… con esos hay que salir a hacerles faena porque ya se sabe que la empresa no echará otra cosa… Pero todos salen con la eterna mentalidad de que tienen el recurso del toro de regalo.

Y lo triste es que ya la mayoría de los “toros” salen carentes de casta y bravura, entonces para emocionar al público, los toreros no tienen otra alternativa que encimárseles, ya que éstos no tienen el menor ánimo de embestir.
Otra cosa tristísima y muy preocupante, la pérdida del tercio de varas, tan importante no sólo para la lidia de un toro, sino para el curso de una ganadería. Es increíble lo que está sucediendo en México.

Si los toreros iniciaran una campaña de restauración no sólo del prestigio de la México, sino además del propio, la cosa cambiaría, porque ¿qué validez podría tener una faena hecha, por ejemplo, al primer toro de Perera? Ninguna.


La Plaza México se ha convertido en una pachanga, pero lo malo es que nadie pone un freno. ¿Habrá entre las filas de toreros, ganaderos, apoderados, empresarios, uno con la vergüenza y la ética suficiente como para decir… “Yo así no le entro”? ¿Habrá posibilidad de hacer una Fiesta paralela, alejada de quienes ahora ostentan el poder? Un poder que de seguir manejándolo así, se les acaba en dos temporadas, por falta de público.

martes, 18 de noviembre de 2014

Del respeto y de los héroes

4ta Corrida en la Plaza México.
De la presentación de los "toros" ya se habló en miles de crónicas, sobre todo del gremio independiente, que regularmente es el más fiable, no siempre, pero muchas veces.
Del "Buen Fin", que trascendió hasta el palco del juez, no solo en esta ocasión, sino en ya varias temporadas, también se ha hablado hasta el cansancio.
El juez esta vez regaló una oreja, la de José Mauricio, quien ni mató bien, ni estuvo presente en la plaza. Cosa que me puede mucho porque siempre le he tenido mucha fe y porque de concentrarse y echarle enjundia y corazón, José Mauricio ya estaría convertido en un torero importante, pero si él no quiere, no será. Toda su clase, su frescura y estética, ya se pueden ir guardando en el cajón de "Los que pudieron ser... Y no fueron". Y ojalá este comentario que, créanme, me duele hacerlo, le sirva de acicate para demostrar lo contrario, pero demostrarlo pronto, porque el tiempo pasa y sigue pasando.
Pero pese a la novillada que nos recetaron, hay cosas muy interesantes que se deben mencionar. La primera es que tenemos un torero diferente a todos, y cuando digo a todos, es a todos... “osease”, mexicanos o extranjeros.
Eso, hablando en un tema donde es tan difícil que haya alguien que salga del montón, es muy importante. Y debe repercutir en apoyo al diestro.
Fermín Rivera es un torero importante. El domingo cortó una oreja a ley pese a fallar con el acero. La faena por sí sola valió la oreja. Su cabeza, su técnica, su conocimiento, y sobre todo, el respeto que demostró hacia el "toro" que le tocó en suerte.
¿Por qué digo respeto? Porque entendió los tiempos del toro, sus distancias y su fuerza y en consecuencia, estructuró su faena. Eso es sensibilidad.
Y por resultado, el toro colaboró, a su manera, falto de casta, como quieran, pero colaboró, porque lo respetaron y se acoplaron a él, con todas sus limitantes. 
Y otra cosa importantísima, e insisto mucho en lo siguiente: no importa que nos guste o no el torero y su estilo, lo que importa es que todos estamos necesitados de un héroe y para muchos, esa imagen la encarna Juan José Padilla.
Es vital para la Fiesta que un torero despierte pasión en los tendidos y repito, no importa si nos gusta a todos o no.
Es conmovedor el cariño que la gente le tiene a Padilla, cómo lo apoya, cómo le corean todo, cómo Padilla corresponde a tanta entrega, entregándose.
Padilla representa toda superación a cualquier adversidad, por eso conmueve, por eso la empatía... Porque todos queremos ser él, frente a nuestras propias adversidades.
No sé si el indulto fue merecido, ya todos opinaron al respecto, lo que sí se, es que Padilla mereció este triunfo.
Ya el ganadero sabrá qué función dará al toro en su ganadería, que dicho sea de paso, fue un toro extraordinario.

Y también ya sabrá el empresario, el mismo ganadero y el juez, qué categoría se le está dando, o quitando, a la Plaza México.

lunes, 10 de noviembre de 2014

A purititos regalos nos fuimos esta tarde

3ra Corrida Temporada Grande 2014-2015 

Arturo Macías “El Cejas”
Alejandro Talavante
Arturo Saldívar

Ganadería: Marrón
  
Y es que uno creería que siempre hablar de regalos es una cosa bonita, pero no.
Hay veces que ya está por demás andar regalando. No estoy de acuerdo con los regalos. Aunque muchos aficionados digan: “Es mejor ver más toros porque es lo que nos gusta, y por mí mejor que regalen más porque veo más…” No va por ahí. Hay un lote correspondiente a cada torero y en ese lote, que es el que la suerte le deparó, hay que demostrar si tiene patas pa´ gallo.
Por supuesto que hay casos extremos, pero esos casos “extremos” ya salen a cada tarde en la México.
Tanta “regaladera” es muy pesada, se hacen corridas kilométricas, la gente se aburre, hace frio, se hace muy noche y las cosas no son justas. Hay que hacer todo lo posible por triunfar en los toros que corresponden, y no salir desde el principio pensando en la opción del toro de regalo.

Y por otra parte, la regaladera de orejas… ¡qué bonito! cual festival de pueblo.

Y es que la culpa también es de los toreros. Que enfermante esa actitud que ya acostumbran ahora, no sólo los chamacos que creen que ya se comieron al mundo, ahora hasta los toreros cuajados, entiéndase Pablo Hermoso y Enrique Ponce también se encaran con el juez y exigen el trofeo.

Pero es que si no hay una verdadera autoridad, que tenga firmeza en su decisión, eso es lo que pasa. Saldívar, tras una excelente faena (eso ni quien se lo quite) pero matando fatal, hace berrinche y el juez, como papá de niño malcriado, con tal de no tener que soportar la pataleta, le concede la segunda oreja.

¿Y la categoría de nuestra Plaza México? A pos a saber. Se habrá quedado guardada en el juguetero del niño, porque lo que es que nadie la ha visto últimamente.

Y lo mismo pasó con Talavante. Después de una faena a su toro de regalo, excelsa si ustedes quieren. De un arte y una estética inconmensurable. Profunda, fresca. Vertical, elegante, fina, “séntida…” muy cierto. Pero ¿cómo la coronó? Fatal. Mató fatal.. ¿cómo se premia eso con dos orejas? Perdónenme pero no se puede. No hay temporada ni plaza que aguante tanto devalúo. Por eso los extranjeros luego vienen a vacacionar a nuestras plazas. Si las autoridades no ejercen su posición, nadie la ejercerá.

Es mejor una oreja cortada con mucha fuerza, a dos orejas que a nadie convencieron.

¿Estadísticas? ¿Que se refleje en los números?

El día que un torero se olvide de los números para empezar a preocuparse por trascender con un detalle o una faena recia de la que salgan hablando los aficionados, “haiga o no haiga” cortado orejas, ese día la Fiesta en México empezará a tomarse en serio. Mientras, sigamos en las pachangas de pueblo… reglando toros y regalando orejas.