lunes, 18 de abril de 2011

¿Falta de valor… o de vergüenza?


Me enteré por un importante portal taurino de la reaparición del novillero queretano Christian Hernández a los ruedos mexicanos. Si usted no se acuerda o no ha escuchado de él, es normal. Este “torero” no pasará a la historia. Solo para contextualizar la nota, Christian, en la temporada novilleril pasada en la Plaza México, que casualmente es en la que sueñan torear algún día todos los toreros de México, dejó ir vivos a sus dos novillos, previa espantada y clavada de cabeza al callejón, corte de coleta y aceptación de que tuvo miedo y por eso, se retiraba. Yo en su momento justifiqué su actitud, argumentando que es mejor admitir abiertamente el miedo, dejar de engañarse y no estorbar a quienes de verdad merecen una oportunidad. Pero ahora, querer reaparecer se me hace una burla.

Lo más triste es que este muchacho, más pendiente de su protagonismo que de su “vocación” torera, le falte así al respeto a una profesión tan seria, en que mucha gente que toma parte activa, llámese novilleros, matadores, rejoneadores, banderilleros, picadores, monosabios, aficionados prácticos y tantos otros se juegan realmente la vida por su irrefrenable afición y hambre de miedo. Pero aquí no solo tiene la culpa el indio, sino también el que lo hace compadre. ¿Cómo se le ocurre a algún empresario taurino contratar a alguien que en cualquier momento se echa otro clavado al callejón?, total, si ya lo hizo en la México, ¿que no lo haga en otra plaza? ¿Dónde está el respeto al público? ¿Dónde el respeto a sus colegas? También me extraña que alguien se haya decidido a apoderarlo ¿qué no es más lógico echar un vistazo a tantos muchachitos ávidos de apoyo y con tantas cualidades por pulir, con cosas que decir y con ganas de dejar el corazón en la arena en cuanto alguien les de una oportunidad para hacerlo? En la visión de los empresarios y apoderados, y en las jóvenes promesas está el futuro de la fiesta. En ellos hay que canalizar esfuerzos, educarlos en la teoría, historia y práctica, tenerles fe y paciencia, llevarlos a ganaderías, darles oportunidades de torear y no tratar de explotar sus cualidades a corto plazo, sino visualizarlos a mediano plazo, para lograr consistencia y solidez, y que no sean llamarada de petate como tantos.
Y para aquellos que confunden gusto, con verdadera vocación, mejor que gocen desde el tendido, con respeto hacia su fiesta favorita. En los toros hay mucha tarea que hacer, pero hay que tener muy claro cual es nuestro sitio.
Publicado por Novedades, Quintana Roo.

domingo, 3 de abril de 2011

Una niña que jugaba al toro


Entrevista a Hilda Tenorio
El pasado marzo se realizó la última corrida de temporada en la Plaza de Toros México, la de las mujeres. Con este motivo realicé una entrevista a Hilda Tenorio, quien ajena a cualquier actitud de diva, mostrándose en todo momento sencilla y accesible y sin tanto protocolo más propio de Lady Gaga que de otras... "personalidades", me regaló unos minutos de su tiempo de entrenamiento en Los Viveros de Coyoacán, el día previo a la corrida, para compartir con los aficionados al toro. He aquí un fragmento:
¿En qué momento sentiste el llamado para ser torera? Como a los trece años vi un programa de “Toros y Toreros”, donde el Lic. Téllez pasó unas escenas en blanco y negro del Calesero, de fondo música española y un poema de Pepe Alameda. Me impactó esa fusión entre el arte del Calesero, la música y la poesía… ¿cómo era posible, en un mismo cuadro, por un lado tanta belleza y por otro lado muerte? Jugaba a torear a mis perros y cuando me pegaban, pensaba… ¿cómo le hacía el maestro Calesero para que no le pegaran los toros? Entonces quise experimentarlo en carne propia. En el Palacio del Arte conocí a mi maestro Rutilo Morales. Recuerdo que el primer día me lanzó una mirada escéptica… imagínate lo que pensó -una niña con su papá, seguro a la semana se le va a pasar la afición-.
¿Cuál era tu intención al querer aprender a torear? ¿Lo veías como una profesión? Siempre he sido muy tenaz. Lo que empiezo, lo termino. Nunca dejo nada a medias. Por eso a mis papás les dio mucho miedo cuando les expresé mis deseos de aprender. Ellos sabían que no tan fácil lo iba a dejar.
¿Alguna vez has pensado en dejar los ruedos? Si, pero nunca por el toro, sino por lo que sucede alrededor. Es un ambiente muy machista y es incómodo para algunos toreros, principalmente las figuras, alternar con una mujer. Lo más frustrante es cuando ya tienes la promesa de una empresa, y faltando dos días para que se anuncie el cartel, te dicen que siempre no, porque Fulanito no quiso.
¿Por qué una figura no querría alternar contigo? Vivimos en una sociedad en la que el más valiente es más hombre, y los toreros se atreven a hacer lo que otros no. De pronto llega una mujer y hace lo mismo que ellos, y con los mismos toros, ahí es donde ven lacerada su hombría.
¿Con qué figura te gustaría alternar? Me hubiera encantado con Manolo Martínez y Valente Arellano. Aún en video, tenían unas personalidades arrolladoras. Imagínate en persona.
¿En qué piensas antes de salir a torear? Pienso en Dios. Antes de que salga mi toro me repito una frase: “Jesús, en ti confío”… eso, aunado al entrenamiento, me da confianza y valor.
Hilda está conciente de que torear en México no significa llegar a la cumbre, y que el camino por delante es largo y sinuoso, como dirían los "Bicles" y por eso recuerda las sabias palabras de su maestro: “Cuando seas yunque, resiste”.
Publicado en Novedades, Quintana Roo.