lunes, 28 de febrero de 2011

Se torea como se es


Así decía el legendario torero sevillano Juan Belmonte y el pasado sábado en la segunda corrida de la temporada en la Plaza de Toros Cancún lo corroboré con Pablo Hermoso de Mendoza.
Tener a unos cuantos centímetros a esos imponentes caballos es maravilloso, ver de cerca tanta belleza, todos formaditos, tan seriecitos, esperando su turno para actuar, y luego tan valientes, tan toreros y tan artistas. Las personas al pendiente de esta cuadra son gente orgullosa de pertenecer a este equipo, con total disposición por compartir información de cada uno de los caballos, su nombre, su raza, el tercio en el que actuarán y hasta el color de los adornos que lucirán. Desde ahí te empiezas a sentir entre amigos.
Luego, ver a Pablo, momentos previos a la corrida, montando a cada uno de los caballos con los que hará mancuerna. Una exhibición privada de lujo, donde la doma a la alta escuela luce sin ningún estrés. Observé la cordialidad del rejoneador ante las pocas personas que estábamos ahí, nos miraba con gran atención, siempre con una discreta sonrisa en la cara y saludando con un gentil movimiento de cabeza, con absoluta disposición a tomarse una foto, siempre receptivo y nunca altanero. Cuando se tiene admiración por alguna personalidad, existe ese oculto temor a ser decepcionado con una mala actitud, pero este no fue el caso. La gente realmente grande es la más sencilla.
Ya en la corrida, conocí a un señor español de la cuadrilla de Pablo, que ha estado con él desde que éste tenía catorce años de edad. Un personaje tan parecido a tantos otros que me ha tocado conocer dentro de la fiesta brava, con ese entusiasmo característico, con esa entrega y con ese ángel. Como no hubo letreros que nos pudieran recordar qué caballos eran, este señor, mientras corría dentro del callejón para facilitarle a Pablo los rejones o banderillas, me informaba sonoramente, y con gran gusto de poderlo hacer, el nombre de cada caballo que salía. Que hombre tan encantador. Todas las anécdotas que llevará dentro.
Otra cosa que a mi personalmente me gustó y dio ambiente a la plaza fue que en un momento de la faena al segundo toro de Pablo, empezó a sonar Pelea de Gallos, que posiblemente no venía al caso, porque ni estábamos en Aguascalientes, ni el torero era hidrocálido, pero era como hermanar a México, España, el arte que no conoce nacionalidades… no se, me gustó, puso ambiente.
Y pa’ rematar, Pablo se fue de Cancún con su ejemplar del libro de Luna Turquesa… ¡que gusto!

(Publicado en Novedades Quintana Roo, aunque he de confesar que le agregué unas cuantas cositas más para el blog).

martes, 22 de febrero de 2011

¿Es enjuiciable una persona que roba una torta, después de no haber comido en una semana?


20 de enero de 2011.
17 Corrida, Plaza de Toros México.

Pablo Hermoso de Mendoza
Ganadería Los Encinos.

Rodolfo Rodríguez “El Pana”
Pepe López
Ganadería de Malpaso

De Pablo Hermoso qué más podemos decir, esta tarde, como siempre estuvo enorme, con sus caballos toreros. Ícaro me encanta, cómo voltea su cuello para mirar al toro, qué elegancia, qué diálogo con el burel, ¿pos qué tanto se dirán? Luego Manolete, qué cosa tan hermosa, digno hijo de Cagancho, qué estampa, qué presencia ¡que bonito círculo dibujaron  él y Pablo alrededor del toro! Y luego Pata Negra, quien pese a la grave cornada sufrida en España no se le quita la afición ni el valor, eso es ser un torero de categoría. Esos giros que dieron en la cara del toro, que emocionantes.
La despedida del Monosabio Juan Sigler fue muy emotiva y es que después de 67 años en la actividad era muy merecido un adiós y unas Golondrinas con plaza llena. No creo que a partir de ahora disfrute tanto las tardes de toros como lo hizo durante toda su vida, formando parte activa de la fiesta y en una labor tan importante como lo es la de los monosabios, sin embargo, todo ciclo llega a su fin, y éste terminó de la mejor manera. Enhorabuena Don Juan. Nos vemos en el tendido.
El título que da nombre a esta crónica viene a colación por el sobresaliente, Luis Gallardo, quien se encargó de matar al segundo toro del Pana, al que ya habían devuelto por que se rompió totalmente un cuerno. El muchacho aprovechó para darle unos muletazos antes de tirarse a matar. Estos muletazos fueron por el lado en que no tenía cuerno, pero segura estoy que ni siquiera se percató de eso, él sólo quería dar muletazos, no importaba por qué lado. Estuvo mal su proceder, si, totalmente de acuerdo, pero Luis, en ese momento, único en su vida, con plaza llena, tenía dos opciones, la primera, tirarse a matar de forma ética y discreta, como lo marcan los cánones, meterse al burladero y pasar al olvido. Y la segunda, jugándose el todo por el todo, como también lo hacen los espontáneos, tratar de ejecutar ese muletazo soñado que sirviera de llave para que le brindaran una sola oportunidad de ingresar a un cartel.  ¿acaso no es humano esto? Es poco ético, si, pero humano, era su única oportunidad de dejarse ver, y no le salió. Pero creo que no lo debemos juzgar tan duro, hay que analizar el contexto, conocer no sólo su historia, sino la de tantos toreros que se han quedado en la legua… y comprender.



domingo, 13 de febrero de 2011

La culpa es de uno cuando no enamora


13 de febrero, 2011
16a Corrida

Rafael Ortega
Alejandro Talavante
Juan Chávez
6 toros de La Estancia

La culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos
ni del tiempo

Así reza uno de los poemas del uruguayo Mario Benedetti, y no se si venga al caso con la crónica de hoy, pero me vino a la mente cuando los cronistas hablaban de Juanito Chávez y decían que la gente estaba fría con él. También hace unos días el rejoneador Diego Ventura, en una conferencia de prensa, se quejaba que el público de la Plaza México no había valorado su recibimiento a porta gayola en su última actuación, pero ¿es culpa del público estar frío o es que los toreros no transmiten y se les hace fácil echarle la culpa a otros? No es sólo arrimarse, su valor es de sobra reconocido y es el ingrediente fundamental para ejercer esta carrera, la transmisión es otra cosa, la gente es muy sensible y ante cualquier chispazo de hondura, sentimiento y emoción, lo externan al unísono, pero si el torero no dice nada, como esta tarde no dijeron nada ni Rafael Ortega ni Juan Chávez, pues qué se le va a hacer -que si el toro era quedado y soso, que si tenía medias embestidas, que si salía con la cabeza arriba, que si no tenía recorrido- ¿y la faena de Perera al toro Brujo, en la segunda de aniversario? Después de verlo se acabaron los pretextos.

El único que se salvó esta tarde de irse inédito fue Talavante quien, después de sus ya célebres faenas creativas, frescas y hondas, nos asombró matando bien (porque ahora tristemente cuando un torero mata bien, nos asombramos). Al primero lo pinchó una vez, pero al segundo viaje lo mató, cortando una oreja; al segundo de su lote lo mató al primer intento, cortando otra oreja. Y es que, como he dicho en anteriores ocasiones, no es que sea uno malinchista, pero la verdad es que los españoles tienen un oficio, una técnica y un sitio, que saliéndoles lo que les salga por toriles, casi siempre entienden qué lidia es la adecuada y la ejecutan.
Y ya para cerrar, esta semana Carlos Loret de Mola publicó una entrevista que le hizo a Talavante, previa a su actuación en la Plaza México. De esta entrevista rescato la respuesta del torero ante la pregunta de Loret de Mola de si su novia iba a verlo a las plazas, a lo que el torero respondió: “No, ella nunca va. En la plaza no quiero que haya lazos que me unan a la vida”.

martes, 8 de febrero de 2011

Diego, El Payo y Arturo muy bien. Perera… inconmensurable


Lunes, 7 de febrero
2da Corrida de Aniversario, Plaza de Toros México
Diego Ventura
Garfias

Miguel Ángel Perera
Octavio García “El Payo”
Arturo Saldívar
Barralva

Diego Ventura.
En términos generales me gustó. Con su caballo Nazarí hizo alarde de temple y torería. En su primero con el rejón de castigo francamente mal, perforando un pulmón y causando un horrible derrame al toro. En el segundo, recibiéndolo a porta gayola, lástima de la colocacion del rejón. Entre remates por dentro, elegantes cites, quiebros y banderillas cortas se hizo del público, mató bien y cortó dos protestadas orejas.
Yo no se qué problemas se traigan Pablo y Diego, pero es una tristeza que siendo tan buenos los dos, tan diferentes de estilo, y habiendo tanta gente a la que nos alcanza la admiración para ambos, estén entre chismes más propios de un mercado que de un arte tan puro y con tanta verdad. Las cosas arréglenlas frente a frente en un ruedo, con la rivalidad propia de la gente grande, y déjense ya de tanta tarugada.

El Payo.
Ora si lo vi concentrado. A la que no vi en el tendido fue a la damita, la chica TD, que le llaman, y que bueno, porque la tarde anterior en la México el güerito andaba que no sabía ni cómo, ni pa’ dónde, ¿pero ora qué tal? haciendo arte, haciendo cosas bonitas, que ya sus derechazos, que ya sus trincherazos, que si un desdén. Y sin que nadie agarrara feo a nadie, ni el toro al Payo, ni El Payo al toro de los cuartos traseros. Así nos gusta y así debe seguir, seriecito y a lo suyo, que es el toro. Cortó una oreja, protestada.

Arturo Saldívar
Reconozco que la primera vez que lo vi no me gustó, pero con su anterior tarde en la México, una tarde llena de arte y ayer, me ganó totalmente. Tiene ganas de ser figura, y si sigue así llegará lejos. Conciente de la importancia de este día, estuvo muy valiente ante toros que no cooperaban.

Perera
No cortó ninguna oreja, pero la faena que le hizo al toro de regalo, Brujo, va más allá de toda estadística. Lo que este señor realizó ayer, es de lo que se habla hoy y se seguirá hablando por mucho tiempo, una faena histórica. Un toro quedado, un toro que cualquier otro torero hubiera matado rápido por no saber qué hacerle. Pero cayó en manos de este pedazo de torero, que lo supo entender y le supo dar la lidia adecuada. Que entendió cuáles eran las distancias a las que se tenía que poner, y se puso. Que tuvo la suficiente cabeza y serenidad para no arrugarse y la suficiente maestría para, a un toro descastado, sacarle pases, para otros imposibles. Perera, con su seriedad característica descubrió en esta faena nuevas distancias, o más bien nuevas cercanías. Redimensionó a su manera el arte de torear y se puso a los milímetros justos como para darle a Brujo el gusto de olerle la taleguilla. El desencanto vino después. Pero el grito de ¡Torero! ¡Torero! Nadie se lo quita.