10a Corrida
El gran mérito
que tienen las mujeres toreras nadie lo discute. Pero es innegable que la naturaleza
física femenina es mucho más frágil y delicada,
aunque los manifiestos de igualdad de género
se empeñen en ignorarlo. Y
así, es de gran valor que
las mujeres lidien ganado muchas veces con más
edad y trapío que el
lidiado por muchos toreros de los llamados “Figuras”.
Mis respetos a su gran valor, y no sólo frente a los toros, sino en un medio donde
prevalece el machismo y el temor de los toreros a que sea una mujer, quien les
pegue un baño.
Sin embargo, y pese a la técnica
tan depurada que algunas toreras han desarrollado, siempre se les nota toreando
con más esfuerzo que gozo,
con más preocupación que relajación, y al final, los resultados
estéticos y de profundidad
nunca alcanzan un nivel trascendente, y no hablo de esta tarde en específico, en la que por supuesto no
hubo nada, ni recursos, ni solvencia, ni solución
a la lidia particular de cada toro. Por supuesto, es justo mencionar que les echaron
toros con edad y presencia, cosa que debería
ser lo común en una plaza
donde lo común son toros
anovillados para toreros muy puestos.
Por otra parte, seguimos con la falta de categoría de la Plaza México. ¿Es posible graduarse en el coso máximo sin haber hecho méritos para ello? ¿De quién es la culpa de que se programe la alternativa de
alguien que está más verde que un limón? Evidentemente de la torera no
es y tampoco creo que sea culpa de su “apoderado”, que se nota sin
el más
mínimo
criterio y sin las tablas para administrar adecuadamente la carrera de nadie.
Como bien dicen “la culpa no es del indio…”. Resulta lamentable ver como Karla
de los Ángeles
definitivamente no estaba en el momento para dar el gran paso y lo difícil que le será, a partir de esta tarde, volver
a confiarse y volver a recuperar el poco o regular interés que podría
haber por verla. ¿Qué caso tenía adelantarla así?
¿Para completar un cartel
de mujeres porque no hay hombres que se quieran enfrentar a ellas? Y si ese
fuera el caso ¿por qué no
poner a Mari Paz Vega?
Fue una tarde accidentada, donde se sintió el peligro por todos lados,
donde se demostró lo
riesgoso de estar en el callejón.
Donde se puso de manifiesto que todo aquel que toma parte activa en cualquier
festejo taurino, está expuesto
a un percance.
Muchas reflexiones alrededor de esta dramática corrida, pero, donde hay
drama suficiente, no hay que agregarle más
¿a qué venía la manera de brindar el toro de Lupita López? Caminando en línea recta hacia la enfermería, con un paso que quería demostrar solemnidad y sólo demostró protagonismo, para rematar con
una bendición al aire con
la montera; se me hizo exagerado, oscuro y fuera de lugar. Más lucimiento personal que
verdaderas intenciones.
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