domingo, 28 de noviembre de 2010

Una tarde de intensa lentitud y sobrada inspiración


4ta Corrida Plaza de Toros México
Humberto Flores. Alejandro Talavante. Mario Aguilar.
Ganadería: Julián Handam

Esta corrida fue la constancia de que los artistas crean para sí y, quienes se encuentran presentes en ese momento deben sentirse privilegiados (específicamente en una expresión de arte tan efímera como la tauromaquía).
El tendido de la plaza México esta tarde lució prácticamente vacío; si la gente hubiera sospechado lo que se iba a perder, hubiera abarrotado el numerado.

El común denominador en los tres matadores que hoy alternaron, cada uno en su momento y bajo las circunstancias que les tocaron en suerte, fue una gran dosis de lentitud y de temple.

Humberto Flores -¿qué nostalgias traes dentro matador, que cada vez que te veo se me oprime el alma?-.
A Humberto lo he visto muchas tardes, y esta vez ha sido la que más me ha gustado, hablo específicamente de una templadísima tanda de derechazos a media altura que dio a su segundo toro, sólo fue eso, pero me encantó.
Mario Aguilar. Su mejor momento: con el capote en el primero de su lote. Aquí fue donde la lentitud se apoderó de este torero en unos lances acompasados y unas lucidas chicuelinas.

Y la parte cumbre de la tarde, Alejandro Talavante.
Este joven torero de Badajoz es una rara mezcla entre valor, arte, inspiración, frescura y sorpresa. Es diferente a todos.
Su principal característica: Impredecible. Y tiene unos detalles de arte, mezclados con absoluto desenfado que encandilan. En su primer toro, con el capote remató con una larga que se quedó en la retina, son precisamente esos detalles imborrables, los que hacen eterno a un torero. Igualmente en su primer toro ya con muleta, dió un pase de pecho larguísimo, nunca había visto uno tan lento. Sus cambiados de mano con un sentimiento bárbaro, desdenes y un sinfín de suertes, era como el Manual para Improvisar frente al Toro.
No es el torero más estético, pero tiene cosa.
Cómo estaría la gente de entregada, que pese a las enormes fallas con el acero, en su primer toro dio una vuelta al ruedo y en el segundo fue muy ovacionado.
Vamos a ver si la próxima vez que lo anuncien, los tendidos lucen tan vacíos como esta tarde.

domingo, 21 de noviembre de 2010

¡Que nos devuelvan a nuestro Cejas!


21 de Noviembre 2010
Tercera corrida de la Temporada Plaza de Toros México

Fernando Ochoa
Sebastián Castella
Arturo Macías El Cejas
Toros de Xajay

De Fernando Ochoa que más se puede decir… un torero que aparentemente lo tiene todo, quizá lo único que le falte sea corazón, lástima. Estuvo bien, como siempre. Con el capote es como más me gusta, pero no me arrebata. Con la muleta, va cuajando una tanda y justo cuando parece que se acomoda, remata. ¿Por qué lo haces? ¿... Si ya le habías agarrado la distancia… si estabas templando al toro…? ¿Qué te cuesta dar otros tres muletazos y luego rematas? ¡Que ansia!
Los toros, cuatro de ellos fueron muy buenos, ¿qué más necesitan estos toreros para cuajar faenas de época? Toreros con todas las tablas, con arte, con técnica, la gente los quiere, los espera. Es imperdonable no haber dado hoy una tarde memorable de toros.
Lo que más me gustó fue lo realizado por el francés Sebastián Castella. Muy quieto. Muy artista. No se mueve y logra emocionar al público con su valor y arte. Pincha, pero todo lo compone con un desdén que cala. Recibe una oreja. Sin embargo y con todo esto, lo he visto mejor y creo que pudo haber dado más. En el otro toro, que no era tan bueno como su primero, valiente, con detalles de gran arte, empeñoso, con convicción, pero, insisto, pudo haber estado mejor.
Yo me declaro admiradora incondicional de El Cejas. Me encanta su personalidad, su carisma, su valor y su entusiasmo. Se que será la figura número uno de México. Sin embargo, hoy no fue su tarde. No se si las cornadas en España lo desmotivaron, anda chipil, no se halla o qué le pasa. Pero éste que vimos el domingo, no es mi Cejas. Su primer toro tenía mucha calidad. Tuvo momentos buenos, cosas de mucho valor, pero no acabó de redondear ni una tanda. Cualquiera tiene una mala tarde, no es tampoco para perder la fe que tenemos en el muchacho.
Para los toros que salieron y para los toreros que torearon, fue una tarde que debió haber sido para la historia, y sin embargo, la echaremos al cajón del olvido.

Darle de beber al alma… para que no muera de sed


Quizá sea ésta la consigna de los alternantes en un festival taurino.
Aquellos que participan lo hacen por el simple pero complejo gusto de vivir su pasión. Un festival es la excusa perfecta para, aún en el retiro, seguir absorbiendo esa dosis de miedo que da sentido a la existencia.
El pasado viernes 19 de noviembre, en la Plaza de Toros Cancún, vimos a cuatro toreros, unidos por dos causas en común, la primera, colaborar con la Fundación Ciudad de la Alegría y la segunda, saciar su sed de emoción y de riesgo.
La fiesta empezó con el arte. Manolo Espinosa Armillita con su novillo Pancho López, demostró al público con su toreo sobrio, que tiene tanto aroma, como los buenos vinos. Como testimonio están sus parones y esos lances llenos de solera. Sus mandiles y la imagen imborrable de ese recorte. Y con la muleta, un desdén de pintura. Para conectar con el tendido hay que empezar por gustarse a sí mismo, y este torero se gustó.
Luego, el encuentro de dos maestros, Eloy Cavazos y Eulalio López El Zotoluco.
Cavazos. Este carismático regiomontano, como siempre, entregado a su faena, a su público y a su causa. Toreando a un hermoso castaño de nombre Bonbón. Acertó al primer viaje para llevarse dos orejas.
Zotoluco demostró su maestría desde el inicio de la faena, observando, entendiendo al toro, y haciéndose de él. Prefecta armonía entre técnica y arte, sobre todo con ese cambiado de mano. Su toro, Bonito, embestía con gran nobleza por ambos lados. Entre cambiados por la espalda, pases del desdén, templados derechazos y naturales fue embelesando al público, quien le correspondió gritando… ¡torero, torero!. Con este nivel de ebullición en la plaza, lo de menos es la ortodoxia con la espada. Cortó orejas y rabo para, al final del festejo, salir a hombros con Eloy por la Bonampak.
Fernando Ochoa toreó a Triunfador, al que le faltó un poquito de emotividad y de fuerza. Ochoa tiene mucho arte con el capote y lo demostró con sus lances y sus Chicuelinas, sobresaliendo la tercera de ellas, ejecutada con gran lentitud. Su brindis fue para Eloy Cavazos.
Un gran festival taurino para una gran causa, con una organización impecable, toreros entregados, ganado que embistió con gran calidad y un público que correspondió con su entusiasmo.
Un especial agradecimiento a la empresa de la Plaza de toros de Cancún por darme la oportunidad de ser parte de su equipo.

Publicado en Novedades Quintana Roo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Perera, un torero para sí mismo



Domingo, 14 de noviembre, 2010
2da Corrida de la Temporada

Manolo Mejía
Miguel Ángel Perera
José Mauricio

Ganadería de Los Encinos

Manolo Mejía empeñoso, pero con la fama que tiene de maestro de la técnica, pudo haberles hecho faenas adecuadas a las condiciones de sus toros.
José Mauricio, sin saber qué hacer.

Miguel Ángel Perera
De las cosas que más me molestan en la vida, es el protagonismo, personas revestidas de oropeles, con actitudes sobreactuadas para llamar la atención que de otra manera no pueden. Se da en todos los ámbitos. Cuántas veces no hemos tenido que convivir con aquellos que quieren ganarse las palmas fácilmente, los que se adornan más de lo que se emplean. En la fiesta brava abundan este tipo de personajes, que invierten más tiempo dejándose ver, con actitudes fuera de lugar y toreando más al público que al toro.
Por eso, cuando nos topamos con alguien que es totalmente lo contrario, es una bendición. Este domingo tuvimos la enorme fortuna de ver a un torero que es ejemplo de serenidad, empaque, inteligencia y valor.
Miguel Ángel Perera es un torero muy serio que torea primero para sí, y lo hace con tanta verdad, que no necesita nada más para conectar con el público.
Me encanta este tipo de personalidades, que se bastan a sí mismos y se abandonan a su quietud, su oficio y su arte, atendiendo su necesidad personal.
Es un torero muy alto, y no por eso pierde la estética ni se “ajoroncha”, como diría mi maestro. Su toreo es muy ajustado y muy templado, saliendo de cada suerte sin mayores aspavientos ni excesos, porque lo que tenía que demostrar, ya lo demostró… y frente al toro.
A diferencia de otros toreros que en ocasiones están con cara de extrañamiento esperando que el juez les conceda un trofeo que no se han merecido, este torero, con gran modestia y discreción, se mete a su casaquilla la oreja que sobradamente se ganó; que distancia tan grande existe entre este gesto o arrojarla a los tendidos, haciendo alarde de este acto, como lo hace la mayoría, más por lucimiento que por convicción.
Perera, un torero con mucha cabeza y con las zapatillas bien plantadas en la arena. Un torero que no vende mentiras, porque su verdad es muy grande… 

martes, 9 de noviembre de 2010

Hambre y Sabiduría


… Y sigo yo pensando en las imágenes que me quedaron de la corrida inaugural en la Plaza México.
Específicamente El Payo, saliendo de la enfermería, tras el fuerte arropón; con esa palidez, esa inevitable transparencia, que no sólo fue de rostro, fue de alma, fue de vocación, fue de convicción. Un muchacho entregando su vida a cambio de un sueño.
Y en contraste, ese torero inalterable, reposado y abandonado a su arte, Enrique Ponce, que torea con una naturalidad tan sobrada, que por momentos olvidamos que está frente a un toro.
Un mano a mano de hambre y sabiduría, la segunda se adquiere… con la primera se nace.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Abriendo la temporada… un torero con hambre de ser


La inauguración de la Temporada 2010-2011 en la Plaza de Toros México resultó impredecible.

Cuando creíamos que iba a ser una tarde de orejas para todos, resultó una tarde complicada para los toreros por el mal juego del ganado.
Y es que como dicen, pa’ bailar un tango se necesitan dos… y los toros de la ganadería de San José fueron difíciles, y la voluntad a veces no es suficiente para calentar al público, que hizo una excelente entrada.
El primero de Eulalio López El Zotoluco por el derecho no era malo, pero por el izquierdo no tenía un pase.
Tras una estocada caída mató de un descabello. En su segundo, estuvo muy mal con la espada y escuchó un aviso.
Para nadie es novedad que Enrique Ponce siempre le puede a los toros y nos brinda momentos de exquisita belleza. Este domingo me encantó cuando soltó la punta de su capote para dejar colocado al toro en el caballo. Sus chicuelinas muy bajas. Que bonito se dobla, quiebra la cintura, sus cambiados de mano dibujaditos. Lo hace ver tan fácil. Espera al toro y mientras, dialoga con el público. Todo lo oye y todo lo ve.  Me gusta mucho, a pesar de sus despatarramientos que a mi juicio, no le hacen falta. Lo que si me sorprendió fue que se enojó porque no le dieron oreja. Pus si no es kermés, no hubo petición mayoritaria, mató mal, estuvo muy bien, pero se necesita más para llevarse una oreja.
El Zotoluco en su empeño por lucirse en este reencuentro regaló un toro de la ganadería de Jorge María que fue muy bueno, con recorrido y muy fijo. Tras una estocada trasera cortó una oreja.
Con todo esto, Octavio García El Payo sabía que tenía un paquete muy grande en esta apertura de Temporada, alternando con dos figuras que no se dejan comer el mandado. Y demostró sobradamente su hambre de ser. Su primer toro fue manso, el torero tenía que ir detrás de él en cada muletazo. El segundo lo protestaron al salir y así la gente no le toma nada en cuenta a un torero. Mientras el toro se caía, la gente se empezaba a salir de la plaza.  Ante esto, el muchacho anunció un regalo.
Fue de Santa María de Xalpa. Un toro enrazado que embestía de largo. Lo castigaron muy poco. Inició su faena en los medios con dos emocionantes cambiados. Muy valiente. En un muletazo el toro hizo por él y cayó horrible. Estuvo muy feo. Fueron momentos de angustia entre que se lo llevaron a la enfermería y salió de nuevo. Qué valor y agallas… ¡Qué hambre de ser! ¡Salir después de esa caída y esa zarandeada! Volvió todo desmadejado y pálido. Mató de estocada entera cortando dos orejas muy merecidas.
Hay pero la gente cómo es imprudente, ahí está el chamaco a punto del desmayo y todavía lo quieren entrevistar y cargar en hombros, ¿pos qué no lo están viendo? Apenas pudo agarrar sus orejas y caminar de vuelta a la enfermería.
Este muchacho tiene un hambre y un valor únicos.

Ya de salida le chiflaron a Ponce. ¿Por qué? Si estuvo muy bien. No cortó orejas pero no es pa’ que le chiflen.