Cuando se es una figura del nivel de Miguel Ángel Perera,
uno supondría que el que parte el queso a la hora de las decisiones es él, no
la empresa, no el ganadero, sino Perera.
Ora, que si en efecto es él y su equipo quien
toma las decisiones, la cosa se pone peor de peluda, porque de ninguna manera
debería aceptar los animales que toreó en la quinta corrida de la México.
¿Cuánta dignidad tendrá que perder nuestra plaza, además de
la que ya perdió? ¿cuánta dignidad tienen los toreros para perder, sea quien
sea?
Lamentablemente ya no aplica el criterio: La Plaza México,
la plaza más importante de América… ¿importante por qué? ¿qué le da su
importancia ahora? ¿su capacidad? ¿los tacos de cecina que venden afuera? ¿Los
aficionados que todo lo soportan?
Seguramente, si algunos toreros no aceptaran esas
condiciones de ganado, se cerrarían las puertas de esa empresa, pero ganarían
en credibilidad y respeto con la afición.
¿Qué necesidad tiene un torero del nivel de Perera de
enfrentarse a los “toros” que le echaron en esa corrida?… voy de acuerdo que a un torero
en busca de oportunidad no le quede otra opción que apechugar con lo que la
empresa quiera echarle (que irónicamente siempre, para los menos placeados, son toros con edad) pero ¿una figura como Perera? El día que los toreros que hacen
las entradas dejen de aceptar semejantes bichos (perdón… toros versión bonsái y
con caras de párvulos), ese día, las empresas tomarán en serio su papel.. ora que
también puede ser que todos estén coludidos, como en nuestro país, donde tristemente
autoridades y delincuencia son una misma entidad- y ahí si fue donde ya nos
cargó el payasito a todos, incluyendo a la Plaza México, donde “Figuras” torean
novillos y jueces regalan orejas a la menor provocación -orejas más devaluadas que
“señorita” haciendo antigüedad en tabledance-.
Y luego los fregados regalos… es ya inadmisible, pero ya
todo está tan estudiado y medido.
La suerte está echada, cada quien tiene su lote de french
poodles… con esos hay que salir a hacerles faena porque ya se sabe que la
empresa no echará otra cosa… Pero todos salen con la eterna mentalidad de que
tienen el recurso del toro de regalo.
Y lo triste es que ya la mayoría de los “toros” salen
carentes de casta y bravura, entonces para emocionar al público, los toreros no
tienen otra alternativa que encimárseles, ya que éstos no tienen el menor ánimo
de embestir.
Otra cosa tristísima y muy preocupante, la pérdida del tercio de varas, tan importante no sólo para la lidia de un toro, sino para el curso de una ganadería. Es increíble lo que está sucediendo en México.
Otra cosa tristísima y muy preocupante, la pérdida del tercio de varas, tan importante no sólo para la lidia de un toro, sino para el curso de una ganadería. Es increíble lo que está sucediendo en México.
Si los toreros iniciaran una campaña de restauración no sólo
del prestigio de la México, sino además del propio, la cosa cambiaría, porque ¿qué
validez podría tener una faena hecha, por ejemplo, al primer toro de Perera?
Ninguna.
La Plaza México se ha convertido en una pachanga, pero lo
malo es que nadie pone un freno. ¿Habrá entre las filas de toreros, ganaderos,
apoderados, empresarios, uno con la vergüenza y la ética suficiente como para
decir… “Yo así no le entro”? ¿Habrá posibilidad de hacer una Fiesta paralela,
alejada de quienes ahora ostentan el poder? Un poder que de seguir manejándolo
así, se les acaba en dos temporadas, por falta de público.
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