4ta Corrida en la Plaza México.
De la presentación
de los "toros" ya se habló
en miles de crónicas,
sobre todo del gremio independiente, que regularmente es el más fiable, no siempre, pero
muchas veces.
Del "Buen Fin", que trascendió hasta el palco del juez, no solo en esta ocasión, sino en ya varias temporadas,
también se ha hablado hasta
el cansancio.
El juez esta vez regaló
una oreja, la de José Mauricio,
quien ni mató bien, ni
estuvo presente en la plaza. Cosa que me puede mucho porque siempre le he
tenido mucha fe y porque de concentrarse y echarle enjundia y corazón, José Mauricio ya estaría
convertido en un torero importante, pero si él
no quiere, no será. Toda su
clase, su frescura y estética,
ya se pueden ir guardando en el cajón
de "Los que pudieron ser... Y no fueron". Y ojalá
este comentario que, créanme, me duele hacerlo, le sirva de acicate para demostrar
lo contrario, pero demostrarlo pronto, porque el tiempo pasa y sigue pasando.
Pero pese a la novillada que nos recetaron, hay cosas muy
interesantes que se deben mencionar. La primera es que tenemos un torero
diferente a todos, y cuando digo a todos, es a todos... “osease”,
mexicanos o extranjeros.
Eso, hablando en un tema donde es tan difícil que haya alguien que salga
del montón, es muy
importante. Y debe repercutir en apoyo al diestro.
Fermín
Rivera es un torero importante. El domingo cortó
una oreja a ley pese a fallar con el acero. La faena por sí sola valió la oreja. Su cabeza, su técnica, su conocimiento, y sobre
todo, el respeto que demostró hacia
el "toro" que le tocó en
suerte.
¿Por qué digo respeto? Porque entendió los tiempos del toro, sus
distancias y su fuerza y en consecuencia, estructuró su faena. Eso es sensibilidad.
Y por resultado, el toro colaboró,
a su manera, falto de casta, como quieran, pero colaboró, porque lo respetaron y se acoplaron a él,
con todas sus limitantes.
Y otra cosa importantísima,
e insisto mucho en lo siguiente: no importa que nos guste o no el torero y su
estilo, lo que importa es que todos estamos necesitados de un héroe y para muchos, esa imagen la
encarna Juan José Padilla.
Es vital para la Fiesta que un torero despierte pasión en los tendidos y repito, no
importa si nos gusta a todos o no.
Es conmovedor el cariño
que la gente le tiene a Padilla, cómo
lo apoya, cómo le corean
todo, cómo Padilla
corresponde a tanta entrega, entregándose.
Padilla representa toda superación
a cualquier adversidad, por eso conmueve, por eso la empatía... Porque todos queremos ser él, frente a nuestras propias
adversidades.
No sé si el
indulto fue merecido, ya todos opinaron al respecto, lo que sí se, es que Padilla mereció este triunfo.
Ya el ganadero sabrá
qué función dará al toro en su ganadería, que dicho sea de paso, fue un toro extraordinario.
Y también
ya sabrá el empresario, el
mismo ganadero y el juez, qué categoría se le está dando, o quitando, a la Plaza México.
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