Sin ser un lleno total en el sector numerado, si fue una gran
entrada. Lo que nos deja ver que estos tres muchachos están
marcando una nueva etapa en el toreo en México. No se necesitó
de ningún
extranjero para lograr que la gente acudiera a la plaza.
Abrió plaza la rejoneadora Mónica Serrano.
Después de su actuación, se salió de la plaza sin
despedirse de nadie. No la juzgo… yo hubiera hecho lo mismo.
Pero ya hablando de cosas
serias, yo espero que ésto que torearon los de a pie esta
tarde, sea el parte-aguas para que por lo menos ellos, se cuelguen la bandera
de ser quienes no aceptan novillos, y así iniciar una nueva era en el toreo mexicano.
Y es que en tardes como ésta, se valora en su real medida lo que hace un torero,
porque lo hace frente a un toro de verdad, con años, con sentido, con cabeza.
Desde el inicio, cuando salió el primer toro, había
un rumor diferente en la plaza, había expectación, se palpaba emoción
y lo más
importante, se palpaba el respeto al animal.
Los tres, en su estilo y con las circunstancias que les
tocaron, estuvieron muy bien.
Para mí, lo más sobresaliente
de Adame, es la enorme empatía que genera en el tendido. Este es el torero de las masas,
y las masas llenan tendidos. La gente responde a cada cosa que hace. Su primer
toro, CURIOSO, fue para mí el más imponente de la corrida. La gente estaba con él desde que Adame
se desprendió del burladero
y empezó con lances muy
pegados a tablas y luego mandiles muy ajustados.
Yo no soy afecta a este torero. Su actitud tan seria me parece hasta sombría y quizá (no me hagan
mucho caso) sobreactuada, pero me impacta cómo conecta. Qué valiente es, no se mueve, tiene un hambre insaciable. En
Madrid, eso de salir a matar al toro teniendo una fractura, es impactante. Este
primer toro era bueno y emotivo, aunque nada fácil. El toreo de Adame es emocionante, porque se
arrima mucho y no se mueve, sin embargo, le falta profundizar en este diálogo, le faltó templar, aunque
fuera un toro brusco en sus embestidas, ahí está el mérito, fue mucho enganchón y poca la profundidad, pero en contraparte, muchísima transmisión con la gente.
Pero a mí, que soy necia
de entendederas, no me dijo nada.
Lo que estuvo de a tiro muy feo fue el agarrón que le dio, lo traía como muñeco de trapo, fue un milagro que no pasara a mayores. Y qué mérito, después de tan
terrible susto, todo desmadejado y pálido, torearlo por manoletinas… mis respetos.
Y luego, esa estocada entera, fulminante… bien merecidas las dos orejas, algunos pedían el rabo… pero pos
tampoco era pa tanto.
En su segundo estuvo igualmente valiente. Su quite por chicuelinas
antiguas llegó mucho a la gente.
Para mí, lo más bonito fue su
toreo lidiador, de pitón a pitón, justo lo que procedía, síntoma de la inteligencia del torero. Lo que enturbió su labor fue que
el estoque se le fue escandalosamente muy abajo, que de inmediato sacó Adame.
A Arturo Saldívar le tocó bailar con la más fea. Ninguno de sus toros se prestaron para mayores
lucimientos, su primer toro caminaba y caminaba, no paraba… no humillaba,
se revolvía en cortito, con
la cabeza alta, distraído, nunca se entregó, ni por el derecho ni por el izquierdo. A veces se fijaba
en el torero, a veces en la muleta, a veces en el tendido… muy incierto. En estas condiciones, hacer Bernadinas
es muy emocionante. Al final, salió al tercio por su meritoria labor.
Su segundo toro se lo brindó al ganadero de Xajay y prácticamente le reprochó no haberlo invitado nunca a su ganadería, chamaco
imprudente… pero como
quiera… ya se ganó la invitación.
Muy valiente estuvo en cambiados por la espalda, muy quieto. El toro igual
repetía, que luego se
distraía, que luego se
quería ir, sin embargo,
cuando embestía lo hacía con codicia,
cualidad sobresaliente en tiempos de sosería. Por lo pronto, Arturo tiene mucho que practicar con la
espada.
Diego Silveti. Lo que más me gustó de esta tarde, es que ya no vi a Diego
con tanto ademán del padre. Si bien es innegable la genética,
poco a poco va tomando consciencia de su propia personalidad. Los desdenes le
salen rete-lindos, así que los conserve como parte de su herencia.
Lo que más me gustó de esta tarde, es que ya no vi a
Diego con tanto ademán del padre. Si bien es innegable la genética,
poco a poco va tomando consciencia de su propia personalidad. Los desdenes le
salen rete-lindos, así que los conserve como parte de su herencia.
Silveti no cortó ninguna oreja y hasta fue duramente
criticado “quesque” porque desperdició
a su último
toro.. pero yo me quedo con lo hecho por él. Los momentos de arte, de
profundidad y de estética fueron de Silveti.
Si algo hay que reclamarle, por ejemplo, en su primero, que no
era fácil,
era soso y salía con la carita alta, es que en una tanda, ya por fin acomodándose,
remata. Si le hubiera dado dos derechazos más…. Y por supuesto sus fallas con el
acero…
Su segundo toro, Farolero, muy buen toro, y además
qué
bonito, castaño, bien puesto de cabeza. Un toro muy emotivo, que repitió
y embistió con alegría. Lo toreó muy bien por verónicas.
Por el lado derecho metía muy bien la cabeza y Silveti lo
aprovechó
con muletazos largos, templados, luego los de pecho, larguísimos
y sus ya famosos desdenes. Silveti le dio al toro su aire y se lo dio a si
mismo.
Por el lado derecho lo toreó de forma muy emotiva, con mucha
extensión,
conectando con el tendido, transmitiendo. Profundizando. Entendiéndolo.
Un toro con un lado derecho extraordinario, metiendo la cara
con entrega, embistiendo con emoción. Siguió por ese lado, con pases sentidos y largos.
Pasándoselo
por la espalda. Luego las bernadinas, una, dos, como seis y un desdén
muy sentido.
Pero era palpable que había llegado el momento de matarlo ¡por
Dios! lo toreó muy bien y mucho por el lado derecho. Si no se hubiera
tirado a matar, se le hubiera pasado de faena y se hubieran enfriado las cosas
y también
hubieran reclamado.
Hay que reconocer el momento exacto para matar. No puede ser
antes ni después, aunque el toro sea extraordinario.
Aquí lo que pasó a fregar la situación
y a desencantar el asunto, fue su mala ejecución con la espada. Estuvo fatal matando
y el primero en lamentarlo es Diego. Pero de ahí se agarró todo mundo para
decir que había desperdiciado a su toro. No fue así, lo toreó
muy bien y mucho, por su lado bueno. Se tiró a matar en el momento prudente. Lamentablemente
falló,
pero qué
injustos chiflidos… Luego quiso borrar su falla y lo toreó
por naturales muy desmayados, muy sentidos y muy estéticos. El toro por
supuesto recibió los honores del arrastre lento.
Otro comentario, en general de las corridas actuales, se han perdido las vueltas al ruedo como reconocimiento en sí. Ahora, o se cortan las orejas o nada, cuando una vuelta al ruedo también es de gran valía cuando se han perdido las orejas, como en esta tarde, por pinchar, por ejemplo.
Para mí hubo faenas que merecían vuelta al ruedo.
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