lunes, 15 de septiembre de 2014

Para entender al Pana…

A propósito del “Mano a Mano” que se llevó a cabo la semana pasada entre “El Pana” y "Frascuelo", en Guadalajara, España, donde la actuación del de Apizaco dejó un grato sabor de boca...

El Pana tiene muchos detractores; su personalidad es diferente y lo diferente causa miedo… salirse de los cánones previamente “autorizados” y de lo considerado “bien visto”, siempre implica un atrevimiento, y no sólo del ejecutor de dicha acción, sino también de todo aquel que lo apoya.
Pero la explicación es tan simple como compleja: El Pana es osado. No le da miedo su edad, ni el ridículo. Y lo más importante, nunca ha permitido que sus sueños claudiquen. Aquella tarde del 7 de enero del 2007, en su supuesta despedida en la México, surgió la magia en la faena a “Rey Mago” de Garfias, así como un susurro irónico del destino preguntándole: “¿Así que te retiras?”. A lo que él respondió: “después de ésto, claro que no…”.
El Pana es un ejemplo de perseverancia o necedad, según el enfoque que se le de. Representa todo lo que quisiéramos ser… y no nos atrevemos. También es un espejo frente a nuestras debilidades y caídas. Por eso es admirado o rechazado, según lo conscientes que estemos de nuestra propia imperfección. Todo lo que un ser humano es por naturaleza: tentado por los vicios, vulnerable y expuesto a los ojos críticos de todos. Y por otro lado, un ser auténtico y sensible, viviendo intensamente la historia que él mismo eligió. Yendo por la vida con la convicción de su propio personaje. Por eso mucha gente lo juzga tan severamente, porque de alguna manera, se quisieran ver reflejados, pero no pueden.
Para ser como el Pana hay que ser valientes, anteponer los sueños, al “¿qué dirán?”. Hay que romper estilos y protocolos. Hay que arriesgar, no sólo frente al toro (el único que no tiene prejuicios) sino frente al mundo.
Se requiere mucho valor para apostarlo todo a unos cuantos detalles en cada faena, y ser el torero del que salen hablando al final.
Es muy cómodo no salirse del molde. Actuar como lo convencionalmente aceptado. Con eso está la mitad del camino recorrido. Lo difícil es no parecerse a nadie. Y por ello, El Pana, con todas sus carencias y con todos los obstáculos en el camino, es un personaje que sigue marcando -aún a su edad- su nombre en la historia de la Tauromaquia.

Ninguna escuela vende manuales de personalidad. Ninguna escuela enseña hondura, ni expresión.

No hay comentarios: