Y en ese sitio se puso Alejandro Talavante, en los medios de
comunicación, para anunciar, que en ese sitio se pondrá -en los medios de la
plaza- en su compromiso del próximo 18 de mayo en Las Ventas de Madrid,
encerrándose con seis ejemplares de Victorino.
El torero pagó un spot publicitario para anunciar dicho
evento. Esta promoción ha despertado diversas opiniones, en su mayoría positivas.
Una que otra expresó un ligero desconcierto por ver que la Fiesta Brava está
buscando nuevos canales.
Los medios de comunicación sirven justamente para eso, para
comunicar. Qué mejor que llegar masivamente a la gente, con un spot de calidad.
Alejandro se observa siempre en su papel, elegante y reflexivo,
mientras camina por unas calles desiertas, y como refuerzo, una voz en off dice
frases bien pensadas. Todo esto se alterna con imágenes de los
co-protagonistas, los toros de Victorino. Es como el tráiler de una película,
que al final, es lo que convence a la gente de ir al cine.
El toreo es un arte y como tal se le debe promover, como se
promueve un ballet, una ópera o una exposición pictórica; como se promueve un
espectáculo de calidad mundial. No se puede permanecer ajeno a la modernidad, sino
al contrario, aprovecharla, cobijados siempre con una imagen congruente, un
buen guión y una buena dirección de arte.
Hay que despertar curiosidad, hay que hacer ruido, para al
final, meter a la gente a las plazas.
Y luego vendrá la parte más difícil, aquella donde el torero
en solitario, se enfrente a seis toros de una mítica ganadería. Sin descanso,
sin pausa. Reponiendo sólo el aire necesario para el siguiente enfrentamiento.
Soportando la responsabilidad, no sólo de esta encerrona, sino de la expectativa
generada. Para tener esta iniciativa también se requiere valor.
Es así como ahora los toreros salen, no sólo al ruedo, sino
también a la calle a gritar: “Aquí estamos, la Fiesta está más viva que nunca,
la Fiesta interesa”.
Sólo con estrategias inteligentes, que acerquen más con el
aficionado de siempre, o con el aficionado en potencia, es como se puede
preservar una Fiesta amenazada por una mayoría irrespetuosa e ignorante. Pero
algo importante, no se debe perder la esencia misma de un torero. Aquello que
le da sentido. Un ser diferente a todos, un apostolado, una vocación, una
personalidad inalterable e infranqueable, de espíritu invencible.
Estos son los toreros de hoy, avanzando al ritmo de la
modernidad, e irrumpiendo en espacios nuevos, para ser escuchados.
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