El dos de febrero de hace 60 años, viste por primera vez la luz. Tú, el más grande exponente de conjuros, hechizos y magia.
Eres un personaje deliberadamente creado por ti, donde lo teatral se mezcla con una profunda humanidad. Un personaje envuelto en misterio, porque de eso se alimenta la fiesta, de magia, de romanticismo, de personajes que le recuerden el hambre, que le recuerden a qué se oyen los cascos de unos caballos jalando una calandria, que le recuerden cómo duelen los pies después de haber caminado la legua, cómo pesa un hatillo sobre una espalda cansada.
Eso ya no se ve. Ahora todos los torerillos llegan a la ganadería en una camioneta de lujo, mientras en el camino “tuitean” desde su iPhone.
Para darle vida a un personaje como el tuyo, primero se necesita mucha personalidad, esa que tu derrochas, y de la que lamentablemente carecen tantos toreros que aseguran tenerla.
Para algunos eres un payaso que te burlas de la fiesta. Para otros, eres un genio. Y es que tu arte, sólo puede estar al alcance de los que estén a tu mismo nivel de sensibilidad. Porque para dar 10 derechazos sin trascendencia están tantos toreros de cuya faena no recuerdo ni un solo nombre. Pero para dar un solo trincherazo inolvidable, de los que se quedan para siempre, están muy pocos, están los que escriben historia, y mira que escribir historia con pases contados y tardes aisladas tiene mucho más mérito, que pasar en gris después de haber cortado cientos de orejas y haber sumado miles de corridas.
Lo tuyo es para privilegiados, para los que lo entendemos, para los que se nos quiebra la garganta con tu toreo. Como explicárselo a los otros… ¿y para qué? Es como leerle una poesía a un tarro de mayonesa y esperar alguna reacción de su parte.
Tuve la enorme suerte de estar el día de tu “despedida” aquel enero de 2007 en la México y todavía me emociono al recordar la faena al toro Rey Mago. Todavía la vibro y la siento desde lo más profundo de mi ser. Fue presenciar el milagro.
Tu historia es una novela. Quién iba a decir que primero te ibas a enfrentar a la muerte desde tu balcón de tierra y luego en los medios de una plaza. Una vida entre campos Santos y campo bravo.
Si, ciertamente has tenido tus tropiezos, tus errores, sobre todo a la hora de hablar, tus imprudencias, tus enormes vicios… pero quien esté libre de culpas, que tire la primera piedra. Eso es parte del personaje que creaste. Así tenía que ser, ese eres tú, y tu eres leyenda.
¡Feliz cumpleaños Brujo!
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