domingo, 21 de noviembre de 2010

Darle de beber al alma… para que no muera de sed


Quizá sea ésta la consigna de los alternantes en un festival taurino.
Aquellos que participan lo hacen por el simple pero complejo gusto de vivir su pasión. Un festival es la excusa perfecta para, aún en el retiro, seguir absorbiendo esa dosis de miedo que da sentido a la existencia.
El pasado viernes 19 de noviembre, en la Plaza de Toros Cancún, vimos a cuatro toreros, unidos por dos causas en común, la primera, colaborar con la Fundación Ciudad de la Alegría y la segunda, saciar su sed de emoción y de riesgo.
La fiesta empezó con el arte. Manolo Espinosa Armillita con su novillo Pancho López, demostró al público con su toreo sobrio, que tiene tanto aroma, como los buenos vinos. Como testimonio están sus parones y esos lances llenos de solera. Sus mandiles y la imagen imborrable de ese recorte. Y con la muleta, un desdén de pintura. Para conectar con el tendido hay que empezar por gustarse a sí mismo, y este torero se gustó.
Luego, el encuentro de dos maestros, Eloy Cavazos y Eulalio López El Zotoluco.
Cavazos. Este carismático regiomontano, como siempre, entregado a su faena, a su público y a su causa. Toreando a un hermoso castaño de nombre Bonbón. Acertó al primer viaje para llevarse dos orejas.
Zotoluco demostró su maestría desde el inicio de la faena, observando, entendiendo al toro, y haciéndose de él. Prefecta armonía entre técnica y arte, sobre todo con ese cambiado de mano. Su toro, Bonito, embestía con gran nobleza por ambos lados. Entre cambiados por la espalda, pases del desdén, templados derechazos y naturales fue embelesando al público, quien le correspondió gritando… ¡torero, torero!. Con este nivel de ebullición en la plaza, lo de menos es la ortodoxia con la espada. Cortó orejas y rabo para, al final del festejo, salir a hombros con Eloy por la Bonampak.
Fernando Ochoa toreó a Triunfador, al que le faltó un poquito de emotividad y de fuerza. Ochoa tiene mucho arte con el capote y lo demostró con sus lances y sus Chicuelinas, sobresaliendo la tercera de ellas, ejecutada con gran lentitud. Su brindis fue para Eloy Cavazos.
Un gran festival taurino para una gran causa, con una organización impecable, toreros entregados, ganado que embistió con gran calidad y un público que correspondió con su entusiasmo.
Un especial agradecimiento a la empresa de la Plaza de toros de Cancún por darme la oportunidad de ser parte de su equipo.

Publicado en Novedades Quintana Roo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Luna Turqueza, Felicidades por tus comentarios en la TV.