Domingo, 14 de noviembre, 2010
2da Corrida de la Temporada
Manolo Mejía
Miguel Ángel Perera
José Mauricio
Ganadería de Los Encinos
Manolo Mejía empeñoso, pero con la fama que tiene de maestro de la técnica, pudo haberles hecho faenas adecuadas a las condiciones de sus toros.
José Mauricio, sin saber qué hacer.
Miguel Ángel Perera
De las cosas que más me molestan en la vida, es el protagonismo, personas revestidas de oropeles, con actitudes sobreactuadas para llamar la atención que de otra manera no pueden. Se da en todos los ámbitos. Cuántas veces no hemos tenido que convivir con aquellos que quieren ganarse las palmas fácilmente, los que se adornan más de lo que se emplean. En la fiesta brava abundan este tipo de personajes, que invierten más tiempo dejándose ver, con actitudes fuera de lugar y toreando más al público que al toro.
Por eso, cuando nos topamos con alguien que es totalmente lo contrario, es una bendición. Este domingo tuvimos la enorme fortuna de ver a un torero que es ejemplo de serenidad, empaque, inteligencia y valor.
Miguel Ángel Perera es un torero muy serio que torea primero para sí, y lo hace con tanta verdad, que no necesita nada más para conectar con el público.
Me encanta este tipo de personalidades, que se bastan a sí mismos y se abandonan a su quietud, su oficio y su arte, atendiendo su necesidad personal.
Es un torero muy alto, y no por eso pierde la estética ni se “ajoroncha”, como diría mi maestro. Su toreo es muy ajustado y muy templado, saliendo de cada suerte sin mayores aspavientos ni excesos, porque lo que tenía que demostrar, ya lo demostró… y frente al toro.
A diferencia de otros toreros que en ocasiones están con cara de extrañamiento esperando que el juez les conceda un trofeo que no se han merecido, este torero, con gran modestia y discreción, se mete a su casaquilla la oreja que sobradamente se ganó; que distancia tan grande existe entre este gesto o arrojarla a los tendidos, haciendo alarde de este acto, como lo hace la mayoría, más por lucimiento que por convicción.
Perera, un torero con mucha cabeza y con las zapatillas bien plantadas en la arena. Un torero que no vende mentiras, porque su verdad es muy grande…
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