Fue como “Crónica de una Muerte Anunciada”, desde que se
supo que estaba en el hospital. Así murió Gabriel García Márquez, en jueves
santo, como Úrsula Iguarán.
Si bien yo conocí el realismo mágico a través de este gran
escritor, he de confesar que lo seguí cultivando a través de “Pastelerito”, mi
Maestro, del que ya les he contado. Y no es que Jorgito haya leído a García
Márquez, pero hay seres que se conectan sin siquiera haberse topado nunca.
Muchas de las aventuras mágicas de “Pastelerito”, coincidentemente estaban ambientadas en el
trópico ¿será que los calores, humedades, animales exóticos y selvas
exuberantes, inspiran a la imaginación? ¿o es que en esos entornos, existen
realmente seres increíbles?
Si el “Gabo” hubiera conocido a Jorge, juntos hubieran hecho
una novela de sueño, mezclando los personajes de uno y de otro. O bien, Jorge
hubiera podido ser sin problemas, el protagonista de dicha novela. La casa de
Jorge era como la mortaja de Amaranta, ambos sabían, Jorge y Amaranta, que el
día que la terminaran -su casa, o su mortaja- ese día iban a morir.
El “Gabo” era un gran aficionado a los toros, y por lo que cuentan,
su torero favorito era José Miguel Arroyo “Joselito”. Los toros deben haberlo
cautivado por su aura de fantasía y magia; también de tremenda y cruda
realidad. Una cosa equilibrando a la otra; gracias a su magia, se hace soportable
su realidad.
Si García Márquez se hubiera decidido un día, a hacer una
novela de toros, hubiera encontrado una cantidad interminable de personajes para
inspirarse, todos con historias y con sueños, con manías y con obsesiones.
La noticia triste, no es la muerte de García Márquez; la
noticia triste es que el mundo se va quedando sin creadores fantásticos, con enfoques
únicos para ver lo cotidiano, para recordarlo de diferente manera y luego contarlo.
El mundo se queda escaso de espíritus atrevidos, con ojos y mentes
suficientemente sensibles, para hacer de cada persona con la que coincidían, un
personaje de novela, un personaje trascendental. Porque García Márquez no trascendió
solo, lo hizo junto con muchos de los protagonistas de sus obras.
Un hombre como García Márquez tenía que ser seducido por la
Fiesta Brava, donde muchos de los involucrados, se toman la libertad de hablar
de episodios increíbles con tal convicción, que todo acaba siendo tan cierto,
como cualquier hecho que realmente sucedió. Como cierto es que existe Macondo y
que la estirpe Buendía estuvo condenada a cien años de soledad.
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