Los toros y el flamenco van de la mano. Por eso, es
importante mencionar lo sucedido en el concierto de Diego El Cigala en Cancún
el pasado 24 de mayo.
Cualquier artista merece todo el respeto, y no sólo él,
también la gente a la que si le interesa verlo. Lamentablemente este concierto
estuvo marcado desde el inicio por una sombra negra. Los asistentes al
concierto eran en su mayoría gente “nais”, que si la “Yayis” Betancourt, que si
la “Güera” Corcuera, que si la “Nena” Montes de Oca, en fin, los que siempre salen
en esas revistas que tanto “aportan”.
Como antecedente, este show incluía Barra Libre. A la
entrada del recinto donde se llevaría a cabo el evento, había un cartel que
decía (más o menos): “A petición de El Cigala, no habrá servicio de bar
mientras dure su concierto”. Este mensaje se repitió en los micrófonos antes de
que empezara el show. Hubo mucho tiempo para surtirse de “alipuses” y podías
pedir suficientes para no andar dando lata durante el concierto. Bueno, pues no
hubo una autoridad en el recinto capaz de hacer valer este requerimiento ¿dónde
estaban los organizadores? Sólo ellos saben, seguro pidiendo sus “jaiboles”.
Entonces ¿qué pasó?… pues que la “cancuniqué” y concurrencia en general, enloquecieron
ante la barra libre anunciada, desesperados por desquitar su boleto. No les
miento, estaba yo junto a una bardita donde el mesero ponía a cada cinco
minutos un promedio de diez bebidas para las personas que estaban enfrente y
las ponía en la bardita, porque las manos de esas personas se encontraban
ocupadas con otras bebidas. Cuánta miseria, habiendo tantas cantinas, bebiendo
como si el mundo se fuera a acabar y los meseros pase y pase, distrayendo a los
pocos interesados en el escenario. La gran mayoría más pendiente de pedir ocho
campechanos y cuatro pintaditos, que de escuchar al Cigala quien desgarraba su
garganta para aquel 10% a los que si nos interesaba su actuación. Qué vergüenza
con el artista. Qué tristeza que estas personas no sepan apreciar el arte. Les
hubiera salido más barato comprar una pata de elefante en el súper y poner en
su casa un disco del Cigala o del Buki, porque seguro no encuentran la
diferencia (con el respeto que me merecen ambos artistas). Junto a nosotros
había una mesa de gente “bonita” bien vestiditos, las damas “rete” elegantes
que se la pasaron platique y platique, risa y risa, a pesar de las peticiones de silencio que
recibieron en repetidas ocasiones; ellos se sentían en boda, ya sólo les
faltaba que tocaran “Payasito de Rodeo” para lanzarse a la pista a ejecutar la
coreografía. Bueno, y no faltó quien, después de que Cigala interpretara la
segunda canción apenas, lanzara un grito desgarrador, más desgarrador que el
mismísimo Cigala: ¡¡“Lágrimas Neeeegras”!!, es más que obvio, si apenas va empezando
el concierto, que la va a cantar (a esas alturas, nadie sabía que en realidad
no la iba a cantar), pero gracias por recordárselo, como si estuviéramos en el
Palenque de la Feria de Chimalhuacán. Y luego, para acabar de completar el mercado
aquel, cuando no íbamos ni a la mitad del concierto… ¡que se va la luz! Y pues
no había planta, como lógicamente debería de haber en estos lugares… Ahí se
acabó la función.
Qué triste que en Cancún no estemos listos para recibir a
este tipo de artistas, que pueda más una barra libre y la “naquez” de la que
hicieron gala la mayoría de los asistentes, al arte de un hombre como éste.
¿Saben cuando creo yo que regresará Cigala a Cancún? Nunca.
1 comentario:
En efecto, qué vergüenza que "el tout" cancunense mostrara tanta miseria, y se supone que era pura gente de la alta, muy bien vestidos, ellas de seda y lamé y ellos trajeados en lino... pero eso sí, con TRES VASOS en la mano cada uno --en pleno concierto-- por aquello de que les diera sed y porque, pues no podían con más de tres vasos por mano. IMPERDONABLE por parte de Oasis, no tener planta de luz y haber esperado MEDIA HORA antes de anunciar la evidente cancelación del evento. Pena agena. Cigala: te admiro y te mando un gran abrazo.
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