jueves, 13 de diciembre de 2018

Aquella lágrima que no se puede contener

Cuando más profundamente se transmite algo, es cuando el torero se despreocupa de hacerlo y se sumerge en su propio ser. Despojado de poses y pretensiones. Vestido únicamente con alma y corazón. Actitud solemne, como quien oficia una misa, donde lo importante es el mensaje, no el oro de los retablos, no el oro del cáliz.
Cuando el objetivo es tan íntimo, no hay soberbia ni protagonismo.
Hacer sentir… conmover.
¿Y qué es conmover a fin de cuentas? Mover los sentimientos, mover las entrañas, mover las vísceras, estremecerlas, invadirlas, estrujarlas, provocarlas; cuando uno se conmueve es por lo que cada quien trae cargando, es por la propia historia; hay sentimientos que necesitan salir y hay situaciones que los ayudan a salir.
Ferrera conmovió porque toreó para sí mismo, austero, tajante, determinante, haciendo para crear -a su primer toro lo fue metiendo, metiendo, metiendo, haciendo, haciendo, haciendo…
Y su segundo, su gran regalo, con seriedad, con gusto, con clase, con pinceladas, con profundidad; un ejercicio de autoconocimiento; descifrándose mientras descubría las claves de su toro; hubo una intimidad entre ambos, que todo el mundo presenció; un diálogo cercano, un secreto a voces; un público que a la distancia entendía lo que decían. Cómplices a veces silenciosos, a veces no.
El objetivo del arte es hacer sentir y, particularmente en la Fiesta Brava, es que las emociones coincidan en un segundo, más allá de gustos o creencias.
No importa la facha, ni el nivel educativo, ni la nacionalidad, ni las costumbres alimenticias, ni el credo, ni el partido político, lo único que importa es el nudo en la garganta y aquella lágrima que no se puede contener.
Faenas como esta no son el resultado de una tarde o de un toro, tampoco de unos minutos de inspiración o de suerte en el sorteo; se trata de toda una vida luchando, de nacer con un sueño, de irlo construyendo, muriendo día a día, dejando el cuerpo y el alma en la arena. Una muleta que quiere tapar la cara y las lágrimas, pegando un pase… y luego otro… una expresión que cuenta una historia… cada quien conoce sus propias batallas.

Y lo irónico, una mala entrada ante lo que me atrevo a decir, fue la faena más importante de la Temporada, aunque esté empezando.

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