Cuando se trivializa aquello, cuya esencia es profunda, es equivalente
a destruirlo, pero de forma cruel, poco a poco, y lo peor de todo, es que los que
contribuyen a su destrucción, ni siquiera se dan cuenta, porque nunca fueron
capaces de comprender su verdadero significado.
Lo banal es incompatible con asuntos propios del arte, del
espíritu y del engrandecimiento del ser humano a través de alguna disciplina.
Por eso, me da impotencia cuando soy testigo de acciones
aparentemente positivas, pero a la postre, tan corrosivas.
Antes, un torero era como un Dios, era un ser mítico, y
todos los que le rodeaban, contribuían a engrandecer este mito, porque eran parecidos
a ellos, igualmente misteriosos, muchos intelectuales como escritores, pintores
y poetas. Estaba Picasso en una barrera, inspirándose para sus “Toros en
Vallauris”, por ejemplo. Hoy está Diego Luna “apoyando” a la Tauromaquia, con
argumentos huecos y con palabras altisonantes. Y es que esos son los intelectuales
de hoy en día.
Decía Lorca que la Tauromaquia es la más culta de todas las
Fiestas… ¿seguirá siendo así? A mi juicio, ahora se abusa de la mercadotecnia
del torero y se olvida conservar el fondo. Y lo incongruente, es que finalmente
se siguen jugando la vida, ¿por qué si hacen lo más difícil, no conservan el
culto por sí mismos?
Falta muy poco para que veamos a un torero de papel couché
concursando en “Bailando con las Estrellas”. Lo antitaurino se da también
dentro del ambiente. El asesino duerme en casa.
Y entonces todo adopta un sentido igualmente vacío, los
mismos aficionados, sobre todo los jóvenes, están más pendientes de “tuitear”
su comentario, que de poner real atención a la corrida de toros, porque es lo
“in”. No hay análisis, no hay criterios propios, no platican con el señor de al
lado, que es un experto en el tema y del que podrían aprender algo. Y por eso
los cronistas han bajado tanto su nivel, porque no hay audiencia que les exija
más. El cronista actual da las gracias por sus mensajes de twitter mientras el
torero se tira a matar. Qué depresión.
No basta con saberse de memoria cuántas orejas cortó El Juli
y cuántas Morante en la temporada española, si falta lo más importante: Entendimiento.
Y todo lo anterior aplica para el arte en general y para
todo. Si le damos importancia a la envoltura, perdemos el contenido. La esencia
se confunde con la frivolidad, y lo frívolo toma un papel protagónico,
hundiendo a este mundo en la inevitable mediocridad e ignorancia.
1 comentario:
Pues no te asombres, Luna. Ya Ortega Cano, en 2008, hizo el desfiguro en la versión de TVE de "Bailando con las estrellas", llamada "¡Mira Quién Baila!
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/09/11/television/1221159148.html
http://www.youtube.com/watch?v=DBzoojTvQ6Y
Así que nada nos debe sorprender, creo...
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