lunes, 6 de diciembre de 2010

El Rey ha muerto… ¡Viva el Rey!














5 de diciembre 2010

5ta Corrida de la Temporada

Toros: Campo Real

Eulalio López El Zotoluco
Miguel Ángel Perera
Octavio García El Payo

Los mexicanos somos gente de tradiciones y arraigos, nos pasa con nuestra tierra, con nuestra comida, con nuestras costumbres, con nuestra música, y también cuando adoptamos a un ídolo, nos cuesta trabajo cambiarlo por otro.
Hablo de mi caso particular. Desde que vi por primera vez a Enrique Ponce, decidí que era mi torero favorito y lo seguí, como mi número uno por años, pese a lo predecible que ha llegado a ser. Sin embargo, siempre  traté de reconocer el mérito de otros y mantuve el interés por otros, pero nunca desbancando al valenciano.
Creo que llegó la hora de soltar, de dejar ir. Gracias Ponce por los momentos que me hiciste vivir y las faenas que me hiciste gozar, ahora, doy vuelta a la hoja y le pongo nuevo nombre al capítulo.
El domingo 5 de diciembre, Perera acabó por convencerme, si es que no lo había hecho desde la anterior tarde.
Repito lo que dije en la crónica anterior de Miguel Ángel Perera, me encanta porque es un torero serio, sin aspavientos, creativo, valiente e inteligente, que no necesita más mercadotecnia que su quietud, su valor, su arte y su cabeza.
Con el capote, inconmensurable, variado, valiente y con una quietud asombrosa.
Con la muleta, lento… no se puede más lento.
Es un torero demasiado grande, como para que el público mexicano todavía no entienda que hay que ir a verlo. Yo no más no fui porque de verdad me queda un poquito retirado, pero si no, ahí hubiera estado echándole mis claveles colmados de besos.
Con ese hombre en el ruedo, no puede haber tantos lugares vacios.

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