La imperfección es parte de todo ser
humano; una obra de arte no necesariamente es perfecta en todos sus ángulos. Un
ser que se equivoca, se acerca más a cada uno de nosotros, porque cada uno de
nosotros, somos un ser imperfecto. De ahí parte toda evolución.
Un ser perfecto, no puede aspirar a ser
mejor; además no existe.
De muchos años para acá, se ha llegado a
un nivel de depuración muy importante en las faenas (basta comparar con
documentales antiguos), sin embargo, es lógico que haya fallas. Sigue siendo un
ser humano, frente a un toro de lidia.
Actualmente, lo verdaderamente
enfermante, es como, pese al nivel al que pueda llegar una faena… si tiene un
error, la gente se encarga de echarla a perder con comentarios carentes del más
mínimo sentido común.
Pobres los que buscaron arruinarle su
obra al Juli, porque falló con la espada de forma OBVIAMENTE INVOLUNTARIA (como
si él no hubiera querido cortar orejas y rabo); esas personas se echaron a perder
solitas esta tarde de toros, en vez de disfrutarla con todo y el gravísimo
pecado imperdonable del madrileño.
Es triste ver como todavía ni llegaba el
día de la corrida y los “letrados” taurinos de cepa -que son los que nos guían
en nuestro camino hacia el saber y gracias a ellos, la Fiesta tiene una
esperanza de sobrevivir, no gracias a los que se arriman ¡Nooo! gracias a los
pocos taurinos que “sí saben”- ya estaban hablando mal de El Juli.
Desde ahí se veía las pocas ganas que
tenían de que triunfara, y como triunfó, pues a agarrarse con uñas y dientes de
la mácula que tuvo su faena. Como no pudieron argumentar con la presencia del
animal, se agarraron de su estocada defectuosa. Defectuosa como han sido las de
muchos toreros, que por más expertos que sean, se les sigue dificultando la suerte
suprema. Yo se que hay que coronar las faenas con una estocada perfecta, pero
hay que tener tantito criterio… hay de faenas, a FAENAS y la que hizo el Juli
el domingo 24 de enero, por sí sola, valía la oreja (si hubiera matado bien, le
dan dos orejas y el rabo). Pero lo bonito, es que esa vuelta al ruedo pesó más
que muchas orejas que se han cortado en la México.
Por otro lado, a raíz de esta tarde,
suspendieron en lo que resta de la temporada a Gilberto Ruiz Torres, el juez
que le negó la oreja al Juli. Es verdad que se equivocó, pero hablando en el más
estricto sentido de la palabra, él era la autoridad esa tarde, entonces ¿hasta
dónde llega la autoridad de la autoridad? (disculpen la redundancia).