domingo, 24 de agosto de 2014

De la paciencia y el perdón

Bilbao 20-08-14  
Morante y “Encumbrado”, Nuñez del Cuvillo.

Ver toros es aprender a descifrar la vida y sus enigmas. Sensibilizarse hasta percibir aquello que no se escucha ni se ve, ni se toca ni se huele.
Esta faena de Morante es una cátedra de amor. De ese amor que al principio nos es negado, pero que ante el empeño y la convicción de una de las partes, la otra acaba cediendo al principio y entregándose al final… entregándose a su manera, porque nada es perfecto y ahí radica la grandeza del amor, en aceptar carencias y acoplar circunstancias. En adivinar lo bello, ahí donde se esconde.
Morante se sintió con ganas, y es gracias a estas tardes, que uno le perdona otras muchas. Es como aquel amante al que odias, porque quisieras verlo más, y al que amas… porque a veces lo ves.
Morante salió sensible y sin prisas. Lances hermosos encajando la quijada en el pecho, para profundizar, como si en este acto corporal, tejiera una burbuja en la que sólo caben dos.
Cuando un torero está inspirado hay silencio en los tendidos. Miles de almas calladas, comprendiendo el momento y pronosticando el arte. Pacientes y respetuosas, porque algo presienten.
Y la reacción ante el milagro, la gente celebra pero con solemnidad, como si estuvieran en una sala de conciertos. No es la celebración bullanguera y festiva, al contario, es seria porque se tiene conciencia de lo trascendente del momento.
Qué forma de irse haciendo del toro… de a poquito… enamorando, conquistando, con detalles sutiles… sin atosigar.
Morante de esperas… Morante el de sólo dos gritos posibles: ¡Ratero! ¡Ratero! o ¡Torero! ¡Torero!
El momento más emotivo de la faena fue la muerte del toro. Una muerte lenta, porque fue de toro bravo. Porque no se quería entregar, porque su raza reclamaba explicaciones. Su Matador, esperando, conmovido, sabiéndose culpable de esa agonía; y el toro, acercándose a él, como diciendo… “no pasa nada, porque ese es mi destino, porque no hay nada que perdonar, porque le diste sentido a mi existencia…” y el otro, acaricia su testuz y lo acompaña hasta la muerte, sin presiones, concediéndole su tiempo, enternecido, en silencio, poniendo su mano con dulzura en su cabeza, como quien acompaña a un amigo a morir. Morante vierte lágrimas por el amigo muerto en la batalla en la que ambos lucharon.
En esos momentos, entre la vida y la muerte, es donde se dice todo lo que no se ha dicho, pendientes, perdones, los “te quiero”… donde se rubrican las improntas y se confiesan los secretos.

lunes, 18 de agosto de 2014

Apoyo a distancia, poco sirve

Las huelgas de hambre han sido un recurso muy usado en el mundo taurino. Al hambre de toros, de expresión y de libertad, se suma el hambre real, que al final, es la que menos se siente. Como es el caso de los novilleros colombianos, en huelga de hambre para pedir al Gobierno de Bogotá el regreso de su Fiesta y la devolución de su plaza, donde fueron prohibidas las corridas en junio de 2012 por su alcalde Gustavo Petro, quien pretende que la plaza Santamaría, se utilice para actividades “de esparcimiento”. Como si hubiera sido creada para eso, y no para ser un templo sagrado de encuentro entre hombre y toro. Como siempre, intereses entre líneas, respaldando decisiones absurdas.
Personas como ésta ¿qué sensibilidad pueden tener? Cuando la gente es capaz de vender lo invaluable ¿qué se puede esperar de ellos?
Toreros y aficionados de todo el mundo han manifestado su apoyo a los novilleros, a través de redes sociales ¿pero de qué sirve? Sólo para dar ánimo. Para saberse escuchados en su pasión y en sus sueños. En su impotencia y en su frustración.
El Maestro César Rincón envió una extensa carta en seguimiento al tema… pero, díganme si él, el máximo representante de la Tauromaquia colombiana, no podría tratar de hacer algo en persona. Estando a esos niveles de importancia, creo que se puede hacer más.
Un torero tan relevante como Rincón, puede tocar las puertas más influyentes, y con toda la autoridad, presentarse ante este señor y decirle: “Mire usted, señor Alcalde… yo he puesto muy en alto el nombre de mi país, me he jugado la vida, he obtenido gloria y reconocimiento en todo el mundo. Represento a Colombia más de lo que usted lo podrá hacer jamás… así que me escucha y le baja a su avaricia y a su incultura, porque aquí no se trata de dinero, ni de poder; se trata de herencias, de arte, de tradiciones, de historia, de fuentes de empleo, de temas con verdadera trascendencia. Se trata de seguir haciendo grande a Colombia de una manera tan sutil, que no creo que usted la entienda…”. Pero bueno, ésto queda en mera ilusión y sugerencia.
Muy bonitas las selfies y mensajes de todos en apoyo a los toreros colombianos, pero hay gente que podría ayudar de forma más tangible.

Los poderosos en este medio tienen que ejercer su poder, ir a lo más alto y poner como testimonio sus hazañas. Concientizar de todo lo que se pierde con tanta codicia e incultura; y de lo que pueden ganar, si permiten ejercer la libertad y si defienden un patrimonio que es de todos.